Emilia tragó y exhaló temblorosamente. —¿Por qué? —preguntó. —¿Por qué qué? ―¿Por qué quieres eso de mí? Tienes mujeres para elegir. ¿Por qué arriesgar nuestra relación profesional por esto? Gavin bajó la cabeza, su nariz rozó la piel del talón y la pantorrilla de Emilia hasta la rodilla, cuando apoyó el pie en su hombro. ―Porque quiero probarte otra vez. Quiero ver si te correrás tan dulcemente para mí ahora como lo hiciste aquella noche. La respiración de Emilia se entrecortó y él se giró para que sus labios rozaran la suave piel de su pierna. —¿Solamente eso? —cuestionó ella. Él volvió a levantar la cabeza y la miró con intensidad. —No voy a hacerte promesas de amor para follarte, Emilia. Yo no soy Alejandro y tampoco soy el tipo de hombre que tiene que manipular a una mujer co

