De aquel hombre no quedó ni rastro. Si estuviéramos en unos dibujos animados, probablemente el suelo por donde fue corriendo tendría llamas siguiendo el rastro de ese loco.
—¿Qué sucede?
Al mirar hacia atrás no vi a nadie, me dio cierto temor y decidí irme a mi cuarto. Si no fuera una mujer de ciencia, probablemente pensaría que un fantasma me anda rondando.
—Deja de pensar en tonterías, Abril —me di un golpecito en la frente —. No hay ningún fantasma, probablemente ese tipo tuvo miedo de que gritara y por eso fue que decidió irse.
Sinceramente, esa explicación no me terminaba de convencer, pero no me podía complicar pensando en más cosas de las que ya tenía en la cabeza.
—Qué dolor —fruncí el ceño —y parece que cada vez empeora más… ¡Ay, a mala hora me metí con ese hombre, en serio,
