—¿EMBARAZADA?—gimieron Ámbar y Amy al tiempo, con ojos enormes llenos de dicha. —¡Si, espero que estén felices, serán unas tías muy guapas!— dijo Melina con lágrimas en los ojos y es que últimamente estaba muy sensible y no paraba de llorar, suponía que eran las hormonas haciendo de las suyas —¡Estoy tan feliz! El trío de amigas se abrazaron y las felicitaciones nos hicieron esperar, aquella tarde de amigas se había convertido en una tarde de sorpresa y celebración pues aquella hermandad tendría un nuevo m*****o y sin duda era motivo para festejo. Los días siguieron pasando con rapidez y Ámbar de a poco aprendió a sobrellevar lo que le había sucedido, por fortuna la tristeza que se había alojado en su pecho había dejado de torturarla y la herida del mordisco en su hombro había sanado c

