Capítulo 3

1329 Words
Hope es mi mejor amiga de toda la vida, ella me apoya y yo a ella en todo lo que hacemos, la conocí en la escuela cuando era niña. Recuerdo que cuando entré al salón de clases nunca me identifique con nadie, la maestra siempre hizo lo que pudo, se preocupaba porque no socializaba, no tengo idea si se lo dijo a mi padre, pero intento insistir en alguna que otra amistad de mi edad, simplemente nunca me identifique con nadie. Hope fue un traslado de intercambio, su familia vino de Dakota del norte, Estados Unidos, fue ella quien tomó la iniciativa ese día y somos inseparables desde entonces. Aunque ahora mismo siento que nuestra amistad está cruzando límites. –No tenías que venir, estarás en problemas. –No iba a dejar que vinieras sola, Madi –aseguró. –Es muy peligroso y no quiero que te pase nada. –Yo tampoco a ti –murmuró. Hemos tomado un vuelo a Estados Unidos, solamente tome algo de ropa, utensilios de higiene y el dinero que he ganado en las peleas de estos meses, desde lo que pasó con Dylan comencé a investigar sobre los hombres lobos, es bastante difícil porque la mayoría está catalogado como historias de fantasía, mitos legendarios y lo más cercano fueron los mitos griegos. Después de una búsqueda inútil sobre alguna manada de lobos cercana en París, recordé que esos chicos habían dicho que venían de Estados Unidos, logré identificar varios pueblos nativos que tienen las posibilidades de ser manadas, pero necesitaba dinero y lo único que se me ocurrió fue usar mis propias habilidades. –Casi llegamos –indicó Hope. El plan iba muy bien hasta ahora, bajamos del avión solamente con las maletas de mano, todo iba muy bien hasta que llegamos al área común, mis instintos se alteraron, Akira se escuchaba lejos entre el bullicio de las personas, mi cabeza dolía entre tantos olores y sonidos, eran demasiadas sensaciones para mi cuerpo. –Madi, ¿qué pasa? –No lo sé –murmuré. Mi mente se nubló por más que intentará no podía formular un solo pensamiento, todo mi cuerpo estaba alerta por lo que estaba pasando alrededor, alguien hizo que mis pies se movieran y caminó a mi lado, supongo que es Hope, a lo lejos sentí unos brazos firmes en mi cuerpo con un pinchazo en mi cuello antes de que todo se volviera oscuro y mi cuerpo logrará relajarse… * –Despierta –escuché un susurró –. Madi ¡Despierta! Abrí los ojos de inmediato al escuchar de nuevo la voz de Akira. Lo primero que distinguí fue un techo de madera y paredes blancas sencillas, sentí lo suave de la cama en mi espalda y algunos detalles de la habitación, el sonido de los pájaros con el movimiento de las hojas de los árboles se escuchaba desde afuera, el olor a tierra y hierbas estaba en todo el lugar mezclado con otros olores entre ellos el de Hope, me acerqué a la ventana para distinguir el lugar el que me encuentro, es un área verde y parece que es una pequeña cabaña. –¿Cómo llegamos aquí? –No tengo idea, estoy igual de confundida que tú. Akira tiene todos sus sentidos desarrollados y su mente es más astuta, pero es inútil preguntar porque ella siente a través de mi cuerpo. –Mira allí. Hizo girar mi cabeza en la dirección donde se sentía el olor de Hope mezclado con el de alguien más, como un reflejo retrocedí para que pudieran verme, ella está con un chico de cuclillas viendo unas hierbas en el suelo. Debe ser el dueño de este lugar, necesito ir por Hope y salir de aquí para ir buscar la manada. No fue difícil encontrar la puerta de salida, es una pequeña cabaña por lo que puedo distinguir, no me interesa quedarme a recorrer el lugar, vine con un objetivo y solo eso necesito. Sentí la corriente de aire en mi rostro cuando salí de la cabaña, los olores alrededor me golpearon de inmediato aunque aquí se siente mejor, como cuando estuve en casa, recordé ese torbellino de sensaciones en mi cuerpo cuando estuve en el aeropuerto, no entiendo que me paso, ya lo había sentido al principio en el lugar donde se realizaban las peleas, pero con el tiempo me adapté por qué aquí no pude controlar esas sensaciones. Estaba tan distraída que no me dí cuenta que alguien se acercó a sujetar mi cuello y me aprisionó contra la pared, gruñí llevando mis manos hacia los brazos de la persona frente a mí, sus ojos oliva me veían, su gesto neutro y frío me fue imposible de descifrar. –¿Qué eres? –Suéltame –gruñí. Eso solo lo enfureció más y lo sentí en la fuerza de sus manos. Este chico tiene más fuerza que yo, por más que intento no puedo soltarme. –No le hagas daño, por favor –intervino Hope. Los ojos oliva del chico se cruzaron con los de Hope, creo que estoy alucinando porque creí ver que se suavizó en un instante. –No le hago daño, ella puede curarse rápido –respondió –. ¿Qué eres? –Es Madison Davis, mi amiga, venimos de Francia, ya te lo explique –respondió Hope cuando solté un gruñido por su pregunta –. Suéltala, por favor. El chico resopló con fastidio antes de que su mano se suavizará soltando mi piel, caí al suelo tosiendo un poco por la presión que sentí, Hope se acercó para verme. –Estoy bien –aseguré. –No vas a salir de aquí hasta que me digas ¿Qué eres y qué buscas? –ordenó –. Así que será mejor que comiences a hablar. –Tú fuiste quien me atacó y quieres que yo sea quien hablé –respondí –. De donde vengo las personas se presentan para conocerse antes de atacarse. –Se llama Adrián y nos trajo aquí cuando perdiste la conciencia en el aeropuerto –contestó Hope. –La perdí porque alguien me hizo algo y supongo que también fuiste tú. –Ibas a atacar a las personas –contestó –. Tienes suerte de que estuviera ahí. –¿Cómo sabes eso? ¿Y por qué estabas ahí? ¿Sabes de mí? –Si lo supiera no estaría preguntando, tonta –escupió –. Solo fui a recoger a mi padre y tú estabas ahí. –Si es cierto, ¿Dónde está tu supuesto padre? –Quien hace las preguntas soy yo –indicó –. Pero para tu tranquilidad está en casa seguro y lejos de ti –señaló –. Pregúntale a ella. –Es cierto, Madi –murmuró Hope –. Después de que te desmayaste subimos a un auto muy rápido y fuimos a dejar a su padre a una casa antes de traerte aquí. El chico resopló con fastidio antes de abrir la puerta de la cabaña. –Será mejor que entren, prepararé la cena. –¿Le dijiste? –le pregunté a Hope en cuando él se alejó un poco. –Solo de donde venimos, tu nombre y el mío –contestó –. No le he dicho nada de lo otro, es tu secreto. –¡No piensen huir que las alcanzó de inmediato! –gritó. –Confío en él, Madi. –Viste lo que acaba de hacer –señalé –. No lo pude detener. –Lo sé, pero también nos ayudó y es algo difícil de explicar. – Escuché su corazón latir más rápido. –Pero tal vez nos puede ayudar si le dices la verdad. Parece que ese chico logró encantar a Hope, es guapo, no lo voy a negar, pero da un poco de miedo con ese tono escalofriante y su extraña fuerza que no pude detener. –Solo espero que no nos envenené –murmuré antes de entrar a la cabaña.
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