–¡Lo lamento tanto! –exclamó Madison a Breiner y Tania –. Me retrasé, no volverá a pasar, lo lamento.
–Está bien –sonrió Breiner –. No ha pasado tanto, acabamos de llegar.
–¡Gracias! ¡Muchas gracias por esperarme!
–Vamos.
Se subieron al auto de Breiner, una camioneta negra, Madison estaba sorprendida por el auto.
–Para pasar todo el día en la biblioteca te va muy bien –se burló.
Breiner sonrió, pero fue Tania quien respondió.
–Solo es por papá –murmuró.
–¿En serio?
–Fue el anterior Beta y aún tenemos algunos beneficios.
–¿Por qué Adrián es el Beta y no tú? –preguntó Madison directo a Breiner –. Es que de la manada de donde vengo era así.
–Adrián hace un buen trabajo, entrenó mucho y es más hábil –mencionó Breiner.
–Y Breiner rechazó el cargo –terminó Tania. Breiner le
