Luke, se quedó viendo la sonrisa en el rostro de Samantha y no podía creer que esa mujer, fuese la misma secretaria, tímida, capaz de sonrojarse ante cualquiera de sus palabras. La persona frente a él, a pesar de tener la misma apariencia desaliñada de siempre, tenía a la vez una fuerte determinación en su postura y una expresión de picardía, haciéndola compleja e interesante, por eso en vez de sentirse repelido ante ese cambio, surtió el efecto contrario, la hacía más atractiva ante sus ojos y causaba una terrible curiosidad en él por saber más de ella. La recorrió con la mirada, al mismo tiempo soltaba una carcajada. —Eres una ilusa, ¿Acaso me crees idiota o loco, para pensar siquiera en aceptar tu proposición? Es bastante triste que hayas resultado tan pesetera como las muj

