Capitulo X

1845 Words
Dejé mi teléfono a un lado, al ver que mis siguientes pacientes llegaron a mi oficina. Me concentré en ellos y no en Joaquín, quería borrar todo lo que acaba de suceder, pero no volveré a caer en sus estúpidos juegos. -Buenos días, ¿Es su primera consulta? – les digo a ellos. La pareja que está enfrente de mí, se veían inseguros por lo cual traté de verme menos intimidante. -Buenos días, doctora Patterson – tiene agarrada la mano de su pareja – ella es mi esposa Juliana, venimos por una de sus consultas. Aunque, es la primera vez que venimos nosotros hacia acá. -Ah, bueno, ¿En qué puedo ayudarlos? Ellos se miraron entre sí. Ya quisiera tener la capacidad de leer las mentes, porque siempre lo hacen enfrente de mí, sin poder adivinar exactamente que se dicen entre sí. -Nosotros hemos venido porque nos hemos sentido inseguros… En cuanto a nuestra inestabilidad mental, porque llevamos varias semanas tratando de tener un bebé, pero cada vez que mi esposa queda encita, lamentablemente mi esposa sufre de un aborto no deseado – mira a su esposa – hemos ido a varios especialistas y según que esta vez podemos llegar a tener un hijo, pero ante tantas perdidas, nos sentimos ansiosos. Me dio lastima por lo que acabo de escuchar, sentí el más profundo pesar en mi corazón. -Uno de los peores dolores emocionales que puede sufrir un ser humano, es la pérdida de un ser querido… En este caso, apenas ni había nacido y llevamos cinco intentos en hacerlo – me dice ella – lo que venimos con una esperanza a que podamos hacerlo nuevamente. -¿Tienen miedo de volver en tener una intimidad? ¿O de perder a otro bebé? – les pregunto. -Nos hemos preguntado si específicamente tenemos que hacer algo en el acto, porque en verdad queremos tener un hijo – él tensa sus hombros. La verdad que no evité sentirme un poco mal y es normal compadecerse de alguien ajeno. A pesar de que de que acabo de atenderlos, tuve la sensación de tener que usar un poco más mi sentido humano, aunque, en la mayoría de las veces trato de limitarme con simplemente ser una profesional, lo que te exige ser más estricta evitando el coloquialismo. -Les diré la verdad, no existe como tal, una forma exacta de quedar embarazada con un cierto acto más explícito, que simplemente hacerlo teniendo el contacto íntimo – me humedezco los labios – ahora en estos tiempos se está incluyendo ciertos actos que antes no veía, como la diversidad s****l, es mucho más amplia de lo que creen. Además, para que puedan llegar en tener un hijo es necesario a que estén completamente relajados – uso mi lenguaje corporal - a que vuelvan a disfrutar de un momento juntos, porque de un momento tenso se dañaría el placer que tendrán. -Ah… Pero tenemos la intención de que esta vez podamos hacerlo, no estoy preparada ante una posible pérdida – ella se abraza a sí misma. -No puedo asegurarles un embarazo exitoso, pero es recomendable lo que acabo de mencionar… Cuando todo es tranquilo todo termina siendo mejor, porque en una situación tan complicada en donde ustedes están, se les dificultará dar el primer el paso, porque tienen una inseguridad y eso siempre a uno mismo en el camino, lo que no es conveniente a que los hagan – me levanto del escritorio y camino hacia mi estante – siempre aconsejaré es que puedan disfrutar del momento que lleguen en tener, no por filosofía sino también por cuestión de mantener una buena salud. Tome una planta plástica de una de mis repisas de mi oficina, junto con una tijera y empecé a quitarles las hojas cortándolas enfrente de ellos encima del escritorio, por cada m*****o que arrancaba significaba todos los males que así mismo podemos hacer, y sólo dejaba las hojas no deterioradas de las ramas de plástico. -Lo que acabo de hacer, es lo que ustedes mismos pueden hacer, los recuerdos no se pueden olvidar o borrar enseguida, pero si se pueden superar, nadie está exalto de un ataque emocional bajo en alguna parte de nuestras vidas, pero la actitud correcta es levantarse y tratar de ir tras lo que queremos en la vida – añado. Su reacción no fue tan favorable como esperaba, pero sé que lo pensarán e cualquier instante, lo importante es que inculqué de nuevo seguridad en ellos, porque a veces combatir juntos la guerra contra la desesperación no está mal a que se haga primero con la ayuda de un especialista como yo, que desea con toda su ética posible en ayudar a sus pacientes más vulnerables. *** Me dirigí hacia la cafetería más cercana donde sé que estaría mi querida amiga Jessica, al tener la tarde libre, quizás valle a la tienda con ella, me gustaría probar ciertos postres que había preparado. Pero me quedé sorprendida al ver a Rubén sentado junto a ella en una mesa, justamente en la esquina del local. > No sabía si interrumpir o simplemente esperar a que ellos terminen su plática, así que di la media vuelta para irme a sentarme a otro sitio, pero me detuve repentinamente cuando vi a Joaquín de espaldas hablando animosamente con otra mujer, y su rostro lo podía ver en el reflejo de las puertas de vidrio. Fingí no haberlo visto y quería irme del sitio, así que fui al baño por unos momentos hasta que todo pasase. > El tocador de baño no se veía nada mal, los cubículos se veían todos decentes y aproveché en entrar a uno. Al instante escuché otras damas en el sitio, que entraron en zancadas y que me hacía suponer que estaban algo ebrias, al igual que me llamo la atención porque se reían ellas entre sí, mientras que ocupa mi sanitario. -¡Joaquín era un picaflor! – abre la llave del lavamanos – antes nos hablaba con dulzura, pero ahora lo desconozco totalmente. -Según que tiene a alguien más en su vida, lo que nos quiso decir es que está enamorado – añade otra mujer. -¿Quién será la afortunada? Porque nunca le ha correspondido los sentimientos de las demás, primero intentaba ligar con ellas y luego se iba – otra voz distinta oigo. -Escuché de mis fuentes que es especialista en la sexología, es obvio la razón del porque querrá estar con ella – cierra la llave del grifo. Me sentí incomoda estando escuchando la conversación, quería salir pero no sabía lo que podía suceder si lo hacía, así que me quedé por otro rato más. Sólo esperé por cinco minutos a que no estuvieran, abrí la puerta del cubículo y nadie estaba en el lavamanos. Afirmé que quizás podría salir hacia la zona de las mesas, al haberlo hecho me topé justamente con quien traté de evitar todo este corto tiempo… Joaquín Castillo. -Hola – me dice en una voz cálida. Estamos parados en todo el medio del lugar, justamente a la vista de las demás personas que nos observan, pero tuve el sumo cuidado de no caer de nuevo en este laberinto sin salida. -Hola – pestañeo tres veces seguidas. Caminé hacia adelante, actuando con indiferencia donde quería estar sentada con Jessica, pero sé que había llamado su atención por la mirada de atónita que sostenía. Aunque, es preferible ignorar todo lo que acaba de suceder, como me gusta hacerlo en la mayoría de las veces. Pero Joaquín es un hombre que insiste a cualquier persona del mundo, sin importar lo obstinado que llegue en ser. -No vine desde los Estados Unidos para que me ignorases, como si no te doy gusto en hacerlo – me dice de espaldas. -Pues, no tengo ganas de verte, por lo que no estoy en la obligación de contestarte… Además, ¿Por qué fingir interés mutuo cuando no lo hay? Él apretó las manos y formó dos puños, lo que no se resignó ante mí. -Está bien, no tuve que dejarte ir, pero no lo hice con malas intenciones… -No, no es necesario a que me vuelvas a explicar lo mismo, dejemos todo en el pasado, eso es todo – termine rompiendo mi paciencia. -¡Qué tiene de malo a que no lo haga! – se cruza de brazos – a veces pienso que no tienes emociones, parecieras ser a veces un robot, porque no entiendo como puedes olvidar los momentos que hemos tenido – me termina diciendo. > -¿No me dejarás en paz, sino llego en hablar contigo? – le digo. -Si. -Entonces, hablemos. > Nos sentamos en la mesa más cercana, pero tenía levantado sobre mí una barrera que evitase cualquier pensamiento o sentimiento de atracción hacia él. Por haberme dicho prácticamente que no tengo sentimientos y que al parecer soy muy fría con él, lo seré mucho más para poder irritarlo. Quizás me entretenga en este momento, nada que envidiarle a una adolecente inmadura. -Regresé hace tres días de los Estados Unidos, con un cierto problema… -¿Así que vienes por uno de mis servicios? – arqueo una ceja. -No, sólo a que me escuches, ni como psicóloga y tampoco como sexóloga, quiero a que vuelvas conmigo – junta las manos. -¿Qué te hace pensar que quiero volver contigo? – me abrazo a sí misma. Pude hacer a que él pensará por más rato, porque quizás está buscando los modos de lidiar conmigo. -Lo que te voy a decir, no es mentira en realidad… Sé que no ves béisbol, pero durante el último juego que tuve en Boston, me sucedió algo extraño… No comprendí la razón del porque no podía batear en el estadio, tenía el bate pero sólo que no anotaba ni una en el marcador– se ríe de sí mismo. -¿Por qué no podías?... Por cierto, si he visto el juego. -¿En serio?... -Pero no lo hice para verte, estuve en una reunión con unos amigos – coloco los ojos en blanco. -Ah… La cuestión es que no puedo concentrarme… No dejo de pensar en ti. No evite sentirme especial, pero eso no quiere decir a que me dejaré sucumbir por mis emociones. -Ah, deberías de tomar más descanso, quizás sufras de un 000 Quedó perplejo ante lo que dije, supongo a que esperó a que fuese más empática. -Oh, entiendo, no te intereso en lo más mínimo… ¿Podemos ser amigos? No me gustaría tener que dejarte de lado, eres una mujer muy agradable. -Sí, claro, para que veas que no guardo ningún tipo de rencor hacia a ti – me levanto de la mesa apresuradamente. -¡No pensé a que fueses tan reprochiva! -Soy mucho más de lo que crees – di la media vuelta. -Y por lo que falta por conocer – estira los labios. Detesto cuando es tan explícito.
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