Saqué mi mano por la ventana, sentada en el asiento copiloto, para sentir el viento mientras el auto se movía por una calle vacía que se alejaba de la ciudad. El clima cálido me sorprendió porque era más fresco de lo que había pensado; aunque, Al me había asegurado que en Melbourne el clima era un poco más templado de lo que creía. La vista de caminos áridos rodeados por terrenos verdes, algunos llenos de hileras de vides me sorprendió. El recorrido había sido largo puesto que se habían detenido en la ciudad para ver un doctor que aseguró que mi sien y parte de mi ojo nada más se encontraban inflamados y había vomitado a causa de una contusión. Le dije que me había caído y según parece Al le pagó lo suficiente para que no hiciera más preguntas. Take nos acompañó todo el tiempo y nos ayudó
