¿ELIZABETH?
Una semana después…
ELY.
—Iremos a un club a celebrar, y es que este semestre fue realmente difícil, no puedo creer que aprobamos historia de la arquitectura —menciona Julia, mi compañera de clases con quien me llevo muy bien y es que logramos aprobar gracias a Alexander Black, durante su viaje me envió todo lo que necesitaba saber para el examen, la verdad es que aunque me clave una noche leyendo los libros de la materia, no se me quedo ni la mitad de la información; sin embargo, él, hizo todo mucho más fácil.
—No creo que sea buena idea —expreso mirando mi atuendo, aún uso la ropa de la oficina.
—Vamos, Ely por favor, estará Jason y no quiero ir sola, por favor, por favor —dice haciendo un puchero y suspiro.
—Está bien, pero no me quedaré más de una hora —le apunto con mi dedo y ella hace un gesto de morderlo.
—Bien, bien, como eres de aguafiestas —dice poniendo los ojos en blanco —, tus padres ni siquiera están en casa, puedes llegar a la hora que quieras, pero está bien, seremos niñas buenas— me guiña un ojo y me toma de la mano para llevarme con ella fuera del salón de clases, nuestro horario es una locura, algunos exámenes debemos hacerlos en la noche y tenemos clases los sábados, todo esto debido a mi trabajo, Julia puede estudiar en un horario “normal” pero decidió que tomaría las clases conmigo, dice que le queda más tiempo en el día.
—Quítate ese abrigo, te hace ver mayor, déjate la blusa y ábrele un par de botones, muestra ese par de virginales pechos —dice con coquetería, no sé cómo somos amigas, somos muy diferentes.
—No haré eso, Jules —golpeo su mano que se encuentra en mi blusa, ella hace un mohín retirando su mano.
Media hora después llegamos a un club, hay mucho movimiento y no me siento muy cómoda, Jules, estaciona su auto, ella me lleva de la mano y antes de entrar se detiene.
—¿Qué haces? —pregunto mientras ella abre mi blusa mostrando mi escote.
—No nos dejarán entrar si luces así —muestra mi cabello y lo suelta para dejarlo caer en mi espalda, además que me pone un poco de labial.
—Perfecta —sonríe y me lleva con ella, cuando llegamos con el imponente hombre de la entrada, él nos observa fijamente y nos permite pasar, el club es muy grande, tiene una gran barra en la mitad de la pista y un segundo piso que da vista al primero, hay una zona privada que queda camino a los baños.
El ruido es ensordecedor, creo que una hora aquí es mucho tiempo.
—Ahí está Jason —Julia habla apuntando la mesa donde él se encuentra, busca unos asientos cercanos a su mesa —no sé por qué insiste en llamar la atención del chico, estoy segura de que no es una buena persona y Julia si lo es.
—Dos cocteles —pide al bar tender, la observo con sospecha.
—Uno no es ninguno, Ely, no pasará nada si bebes una vez en tu vida, además, sé feliz, cada vez estamos más cerca de terminar esta tortura.
—A mí me gusta la universidad —digo encogiendo los hombros.
—Claro que te gusta, te gustan las cosas aburridas —dice haciendo un gesto de desagrado.
Un rato después llegan los cocteles y Julia me entrega el mío mientras le da un sorbo al suyo, lo pruebo y me sorprende su sabor dulce, agradable, comienzo a beberlo a sorbos, mientras veo como llega Jason y saluda a Julia quien se ve emocionada, le habla al oído y se van a la pista a bailar, comienzo a sentirme un poco relajada y ambiente ya no me parece tan malo, decido ir al tocador, encamino mis pasos y es un poco difícil porque hay un mar de gente en la pista, como puedo llego al área privada y camino hacia los baños del lugar, hago uso de él y después de lavar mis manos, camino para salir, doy unos cuantos pasos en dirección a la pista y veo una figura conocida en la barra del área privada, está solo y le da vueltas al líquido color ámbar del vaso de cristal, no he tenido tiempo de agradecerle por su ayuda, pienso que será mejor hacerlo en otro momento, finalmente, decido seguir mi camino a la discoteca.
—¿Elizabeth? —pregunta haciendo que detenga mis pasos, creo que mi intento de huir fue en vano, sin más opción me doy media vuelta, observo como deja el vaso sobre la barra y camina hacia mí.
—Señor Black —digo y él levanta una ceja y entonces me doy cuenta de mi error —, Alex —corrijo con un sonrojo en mi rostro.
—No imagine que frecuentaras estos lugares —observa la zona del club abarrotada de gente.
—No lo hago —respondo.
—¿viniste sola? —se ve que ha bebido varios tragos, aun así, siento preocupación en su voz.
—No, vine con una amiga, debe estar en alguna parte —señalo con mi mano el sitio donde debería estar —, debo regresar, gracias por su ayuda —y él arruga la frente, pero después noto que entiende a que me refiero.
—Fue un placer ayudarte —dice con una sonrisa que no llega a sus ojos —déjame acompañarte, no es seguro que vayas sola —comenta y antes de que pueda negarme, me toma del codo para dejarse guiar por mí, caminamos para regresar y Julia está en la barra.
—¿Dónde estabas? Ely no puedes moverte sola en este sitio, no es seguro, te acompañaré la próxima vez, ¿está bien? —pregunta antes de mirar a mi acompañante y quedar muda, mira entre él y yo.
—Él es Alexander Black, un socio de la compañía en la que trabajo —le explico y ella asiente mientras Alex le da un apretón de manos.
—Un placer, Julia Spencer —se presenta con una enorme sonrisa y me “la mirada” esa que hace cuando ve a un chico guapo en la universidad —, que bueno que llegaste, no quiero dejarla sola, tengo algo que hacer, ¿puedes cuidarla por mí? —le habla como si lo conociera y es vergonzoso, pero es aún más vergonzoso que me trate como a una mascota.
—Jules...
—Seguro, puedo hacer eso —dice Alex sonriendo, perfecto, apenas se conocen y ya son los mejores amigos.
—Bebe tu coctel, ya regreso, él no se ve nada aburrido —habla cerca de mi oído y me guiña un ojo, se aleja y la veo llegar hasta donde está Jason.
—Lo siento -me disculpo por mi amiga y él hace un gesto de esta bien —, Quiero agradecerte, fuiste de gran ayuda durante esta semana —expreso recordando toda la información que me envió y que necesitaba para aprobar el examen, Dios, ¿puedo ser más aburrida?, bebo un gran sorbo de mi bebida mientras él se encoge de hombros.
—Ayudarte me sirvió durante el viaje, no fue nada, es bueno recordar el tiempo que estuve en la universidad —menciona pidiendo un nuevo trago, asiento dándole otro sorbo a mi bebida, de pronto dejo de sentirme tensa y comienzo a sentirme más cómoda en mi piel, como si estuviera en una nube rosa como el color de mi coctel, siento mis mejillas calientes y sonrío con facilidad.
—Entonces vienes seguido a este lugar —comienzo a hablar algo que me sorprende.
—Si, aquí, celebramos el cierre de algunos tratos con los socios, sabes, les gusta el licor, las mujeres —finaliza y yo asiento con la cabeza más veces de las que debo y a él le causa gracia mi acción.
—¿Qué hacen aquí? Vengan a la pista, amo esa canción —Julia, nos toma de la mano y nos lleva a la pista, sin pensarlo mucho, comenzamos a movernos al ritmo de la música, es suave, dejo que mi cuerpo se mueva dejándose llevar, me siento perdida en su exquisito aroma, respiro profundamente deseando tomar todo lo que pueda, mis manos van a su cuello y las de él van a mi cintura, levanto mi rostro para verlo y Alex me observa fijamente mientras sonríe.
—Me encanta la forma en que sonríe —creo, pero su risa me hace ver que seguro no lo pensé y en este momento todo ha desaparecido a mi alrededor.
—Tienes unos hermosos ojos —dice haciendo que los abra sin poder creerlo.
—¿Lo hago? —pregunto y él asiente sin dejar sonreír, seguimos moviéndonos y mi cabeza queda justo en su pecho, donde puedo escuchar los latidos de su corazón, lo más probable es que soñando, voy a vivir este sueño porque no se repetirá, de eso estoy segura.
Jules llega como un huracán y nos hace beber unas pequeñas probetas con un líquido verde neón, que es muy fuerte, no puedo ocultar mi gesto de desagrado mientras lo tomo, la música se vuelve más animada y disfruto del aquí y ahora, Alex está en las mismas condiciones, pasamos un gran momento, siento una electricidad cada vez que nuestras pieles se tocan, Alex se siente tan cercano en este momento, decido vivir cada segundo, sin saber cuánto me costaría y pronto iba a saberlo.
La noche termina y llega el momento de irnos.
—Elizabeth, vamos a casa —Julia se acerca —, Creo que tu amigo también necesita un aventón —pronuncia mirándolo.
—No, estoy bien —Alex habla, pero creo que no está tan bien, hemos bebido demasiado —, vine con mi chofer, podemos llevarlas —se ofrece.
—No, yo traje mi auto, nos iremos en él.
—Considero que ninguno de nosotros está en condiciones de conducir, vamos las llevaré, nos lleva del codo a la salida, para ver a un hombre abrir la puerta de una camioneta negra.
—Buenas noches, señoritas —nos saluda y nosotras respondemos al unísono.
Subimos a la parte de atrás del auto, Julia se apoya en mi hombro, Alex entra al puesto al lado del conductor, escucho como Alex le da la dirección de mi casa, debe recordarla por aquel día que me llevo a casa después de torpemente derramar una jarra de agua sobre él y sobre mí, fue muy amable.
Giro mi rostro para ver a Jules dormida en mi hombro, cierro los ojos, me siento un poco mareada.
Después de varios minutos, observo unas casas conocidas y nos detenemos frente a la mía, comienzo a intentar despertar a Julia, pero parece que ha muerto.
—Jules —susurro sacudiendo su brazo, puedo escuchar un leve gemido de su parte, haré que se quede conmigo, no puedo enviarla a su casa en ese estado.
Alex baja del auto, noto como frota su sien mientras abre la puerta del auto.
—Jules —digo un poco más alto, pero no hay reacción, Alex le hace señas a su chofer y este baja del auto para tomar a Julia en sus brazos, los seguimos y lo guio a mi habitación, la acomoda con suavidad en la cama y yo la arropo.
—Voy en un minuto —le dice el Alex a su chofer mientras él sale de la casa, la sala se encuentra a media luz.
—Gracias —dice y no me había dado cuenta de lo cerca que estábamos uno del otro —, hace mucho tiempo no me divertía de esta manera.
Trago fuerte, al ver el rosa de sus labios tan cerca de los míos, comienzo a sentir un calor abrazador como el que sentía cada vez que lo tenía cerca en el club y cuando su mano sube a mi mejilla, la calidez que percibo me hace notar que está en las mismas condiciones, toca mi labio inferior con el pulgar, haciendo que se abra un poco, he perdido el sentido común y mis sentidos están en su máximo, pero apenas sé lo que hago, mi lengua recorre su dedo en un movimiento que no pude controlar, haciendo que un sonido ronco salga de su garganta, mis ojos van a los suyos y sin tardar, su boca posee la mía, un beso desesperado, me pega a él uniendo más nuestros cuerpos si es que es posible, una gran dosis de adrenalina recorre mis venas, y es que es la primera vez que mis impulsos me ganan de esta forma, no quiero detenerme, su beso está lleno de pasión y deseo, mis manos recorren su fuerte espalda, mientras las suyas recorren mis piernas, no sé en que momento llegamos a una habitación, solo sé que no es la mía porque no hay nadie en la cama, nunca llegaría imaginar que Alexander Black me besaría algún día, siempre lo vi como un imposible; sin embargo, aquí está él, dejando cortos besos en mi mentón, sus dedos aflojan los botones de mi camisa, mientras vuelve a mis labios, si estoy soñando no quiero despertar, no quiero que la magia se acabe, poco a poco nuestras prendas comienzan a caer una a una, nuestras pieles quedan expuestas y él me lleva a la cama con gran delicadeza, sé que quiero que suceda con él, aunque mañana despierte y todo resulte ser una fantasía. No tengo que pedirle que sea gentil, porque cada toque, cada caricia es como si temiese romperme y de esa forma nos volvemos uno, una y otra vez, hasta que la noche comienza a desaparecer.
Despierto con una fuerte luz molestando mis ojos, los abro poco a poco, para encontrarme con la los rayos del sol que ingresan a través de la ventana, Dios mío, ¿Qué tanto bebí?, me siento en la cama tomando mi cabeza entre mis manos, bajo para frotar mi rostro, me siento horrible, mi cabeza da vueltas, siento náuseas, hago un recuento de lo que sucedió la noche anterior, me veo bailando con Alex y de ahí todo se hace borroso, la manta que me cubre cae de mi pecho y siento frío, lo que me hace reparar en mi estado de desnudez, instintivamente cubro mis senos con el cobertor, retengo el aire en mis pulmones cuando siento que algo se mueve a mi lado, ¿Jules? Dormí desnuda con Julia, cubro mi cara nuevamente y volteo a ver a mi amiga, ¿en qué estábamos pensando que decidimos dormir sin ropa? Mi corazón se detiene cuando veo a Alex en la cama a mi lado, no puede ser, no puede ser, no puede ser, tomo una manta que está al pie de la cama y me cubro, salgo rápidamente y siento un dolor punzante en mi centro, me quedo como una estatua mirando la cama y a Alex durmiendo plácidamente en ella, decido irme de la habitación, no podría soportar la vergüenza de que me vea cuando despierte, camino para salir, pero me detengo abruptamente al ver un empaque de un preservativo en el piso, me inclino para tomarlo, junto con él llevo todas mis prendas y salgo como alma que lleva el diablo de la habitación de invitados de mi casa.
Llego casi sin aire a mi habitación, cierro la puerta detrás de mí, no puedo creer que esto esté sucediendo, intento recordar en qué momento decidí entregarme a Alex, pero no hay nada en mi cabeza, seguro que, si alguien la golpea en este instante, se escucharía el vacío.
Veo a Jules aun muerta en mi cama, decido tomar una ducha, esperando que quizás los recuerdos lleguen, pero nada sucede, me pongo un pantalón de yoga n***o, un suéter blanco y mis converse blancos, por suerte hoy no teníamos clases, aunque seguramente las hubiéramos perdido, me siento en la cama con la mirada perdida en la pared, nunca había bebido alcohol y nunca más lo haré, he sobrepasado los límites.
Sintiendo la boca seca decido bajar a la cocina, salgo de la habitación temiendo encontrarlo, mi respiración se siente entrecortada, al llegar a la cocina me apoyo en la mesa intentando controlar mis pulmones, tomo un vaso de agua y unos analgésicos, decido tomar asiento en la mesa cubriendo mi rostro con las manos, niego con la cabeza incapaz de creer lo que está sucediendo, me quedo así durante no sé cuanto tiempo.
—Buenos días —su voz grave me saluda y mi cuerpo se tensiona a más no poder, me siento incapaz de verlo, me lleno de valor y descubro mi cara, aunque aún no me atrevo a verlo.
—Buenos días —respondo mirando la mesa.
—Lamento haberme quedado en tu casa, debí haber sido una pesadilla —percibo que acerca sus pasos.
“¿QUÉ?” pienso levantando mi rostro, su cabello se ve despeinado, lleva su saco en las manos, su camisa blanca está doblada hasta los codos y los botones de su pecho están abiertos, si no tuviera este lío en mi cabeza diría que se ve muy atractivo de esa manera.
—¿disculpa? —cuestiono sin terminar de entender sus palabras.
—Si Elizabeth lo siento, no sé en qué momento se me hizo buena idea quedarme en tu casa, debes disculparme, la verdad es que no me acuerdo de nada, lamento si te cause algún inconveniente.
Las palabras se atoran en mi garganta, él no recuerda, no me recuerda, siento una opresión en mi pecho, instintivamente lo toco.
El no lo recuerda, no recuerda lo que sucedió entre nosotros hace unas horas.
❤️❤️❤️
Bueno hermosas mías, aquí vamos nuevamente, espero que estos primeros capítulos sean de su agrado, me siento emocionada de volver después de estos meses, por el momento NUESTRO BEBÉ esta en revisión, en mi ig taty_hcor les contare lo que suceda. un abrazo.