Pasamos un largo rato allí abrazados, sin decirnos nada, sintiéndonos. -Debería irme para que descanses.- niego abrazándolo más fuerte. -No, no quiero que te vayas. Te he extrañado mucho.- me sincero, mi cara metido entre su cuello. -Está bien, ¿Qué quieres hacer?.- recuerdo que no tengo nada para hacer comida. -Necesito hacer compras, no tengo comida aquí. -¿Dónde piensas comprar a esta hora?.- pregunta incrédulo, cierto, ya es muy tarde. -Ah… no tengo idea…- murmuro. -Podríamos irnos a mi casa, y mañana antes de irte al trabajo te acompaño a hacer compra, que te parece.- propone, viéndome a los ojos, le sonrío más tranquila, gustándome la idea de ir a su casa.- Además cierta persona te tiene guardado tiramisú. -Debiste empezar por allí, recogeré mis cosas.- corro a mi habitación