Luvia fresca.

1566 Words
- ¿Todavía sigue dormido?.- Un hombre de aspecto serio y un tanto inquieto ingresó a la habitación. - Se levantó hace media hora.- Un joven de pelo castaño acomodaba algunos equipajes en el suelo.- Tuve casi que tirarlo de la cama. - Anoche se les fue la mano. No debieron de tomar tanto. Sabían perfectamente que hoy debían tomar un vuelo de regreso. - No fue mi culpa ¿De acuerdo?.- Se encogió de hombros.- Ya sabes como es, cuando se divierte no tiene para cuando terminar. - Y ahora estamos apurados por su culpa.- Caminó hasta la puerta del baño y dio algunos golpes.- Rain, debemos partir. ¿Cuánto más vas a tardar? El inquieto hombre frunció el ceño cuando la puerta ante él se abrió y vio aparecer a aquel joven que le sonreía de forma natural y relajada. En ese momento sentía fuertes ganas de tirar de las orejas del que tenía enfrente pero debía contenerse, no quería perder su trabajo. Aunque este joven le provocaba terribles dolores de cabeza debido a su comportamiento y una que otras ocurrencias, debía soportarlo pues este no era un personaje cualquiera. Se trataba de su representado y uno de los mejores corredores profesionales del circuito de motos. Tenía que olvidar el hecho que aquel joven era unos años menor que él, que incluso podía ser visto como su hijo y debía dejar pasar sus travesuras, solo por conservar su empleo. - Vamos Carlile.- Dio unos pequeños golpes en el hombro del mayor en un intento de calmarlo.- Solo son unos pocos minutos de retraso. Ya estoy listo. - ¿Y qué pasa si perdemos el vuelo?. - ¿Qué tiene? Solo debes encontrar otro y listo. - No cabe dudas que para el millonario no hay nada imposible.- El joven castaño negó mientras murmuraba. - Ya te esecuché.- Golpeó la nuca del más joven.- No es que para mí no exista nada imposible. El detalle está en que no me complico con ese tipo de cosas.- Mostró una gran sonrisa. - Tu mamá estará esperando en el aeropuerto por tí.- El mayor se acercó a ellos.- ¿Eso tampoco tiene importancia? ¿Vas a dejar que se quede esperando? - Jamás.- Se apresuró a tomar su chaqueta.- A mi reina nadie la hace esperar.- Caminó a toda prisa hacía la salida.- Vamos, el campeón indiscutible regresa a su hogar. - Ya veo que la estrategia nunca cambia.- El más joven le sonrió al mayor.- Solo tienes que mencionar a su mamá y toda su perspectiva cambia. Su nombre había sido otorgado por su abuela materna. Esta solía decir que amaba los días lluviosos, para ella la lluvia era sanadora y no había cosa que le brindara más calma que escuchar como las gotas caían al suelo formando aquel sonido el cual consideraba relajante. Así que cuando sostuvo a su nieto en brazos y sintió como el amor dentro de ella empezaba a crecer a medida que observaba el pequeño, redondo y enrojecido rostro de aquel bebé, una repentina y extraña idea surgió. Lo nombró “Rain” Aseguraba que aquel pequeño e inocente bebé sería igual de fresco que la lluvia pero que también sería tan tempestivo como una tormenta. Tristemente no pudo ver como aquella predicción que había hecho años atrás se hacía realidad ya que a solo 6 años del nacimiento de su nieto, la anciana partió dejando un gran dolor en su familia. Rain había crecido tal y como su abuela pronosticó. Un joven fresco, de alegría contagiosa pero también era decidido, competitivo e impulsivo algunas veces. Una lluvia la cúal de golpe podía llegar a convertirse en tormenta. Rain era un hombre que se consideraba a sí mismo de alma libre. No le gustaban las ataduras, mucho menos los compromisos, decía que le quitaban lo divertido a la vida y que lo limitaban a vivir como quería. Ha tenido una gran cantidad de romances con mujeres sumamente hermosas. Las ha sostenido entre sus brazos, ha explorado sus cuerpos e incluso ha llegado a presenciar la salida del sol mientras comparten una cama pero para él, estas mujeres no representan algo más allá que compañeras con las cuales comparte agradables y excitantes momentos. Dice amar a una sola mujer en todo el mundo y esta es su madre. Había perdido a su padre a muy corta edad por lo que su pequeña familia de tres de golpe se había reducido a dos. La vio esforzarse y luchar por seguir de pie. Fue testigo de cómo no solo llevó el mando de su familia sino también de la empresa que había creado junto a su padre. Para él, su madre era la mujer más excepcional y la más fuerte de todas. Su esfuerzo, su valentía y el amor que le había brindado hicieron que Rain no solo se sintiera lleno de admiración hacía su madre sino que también la amara de la forma infinita en la que lo hacía. Con una gran sonrisa y orgullo Rain solía decirle a sus amigos que en su vida solo amaba y amaría a una mujer. Aseguraba que no existiría aquella que lograra captar su atención, mucho menos atrapar su corazón. Lo que Rain no sabía era que los caminos de la vida no solo eran largos y curvos, también tenían vueltas inesperadas. ……….. Winter jugueteaba con la taza de café en sus manos mientras esperaba para tomar su siguiente vuelo. Había decidido hacer escala en New York antes de llegar a su destino. Para ella 8 horas de vuelo directo desde Ginebra, Suiza hasta Lexington Massachusetts eran algo tediosas pero la razón de su escala tenía otro tipo de motivos y era el postergar su llegada. El regresar a lo que una vez llamó hogar era algo que no le causaba mucha emoción. Allí no solo se encontraban los recuerdos de su vida desde su infancia hasta la adultez, también se encontraban los terribles recuerdos de lo que había considerado como la peor etapa de su vida. Recuerdos tristes, amargos, dolorosos. Esos que había decidido dejar atrás el día que subió a aquel avión y se embarcó en un viaje de sanación. Si le preguntaban el motivo de su regreso a aquel lugar, claramente no diría que lo había hecho porque quisiera. El motivo de su regreso era debido a una sola persona, su hermano mayor. Sabía lo mucho que este la extrañaba y lo que se preocupaba al tenerla lejos. Solo por él estaba de regreso, no tenía más familia, solo eran ellos dos así que por aquel motivo había regresado. Su hermano mayor había sido la única persona que logró mantenerla cuerda y de pie durante aquel momento tormentoso en su vida. Fue el único motivo por el que no permitió que sus demonios internos finalmente vencieran y la llevaran a cometer aquella secreta locura que tantas veces planeó. Solo por él regresaba a la realidad. - Disculpe.- Un elegante hombre de sonrisa gentil se acercó a su mesa.- Perdone que me le acerque de esa manera pero es que llevo rato observándola. -.....- Seguía jugueteando con su taza de café sin mirar al hombre a su lado. - ¿Se encuentra sola? Si se encuentra acompañada me puedo retirar. Yo solo… - No me encuentro acompañada. Levantó su mirada clavando sus negros ojos en el hombre quien se sintió repentinamente intimidado. Nunca había visto unos ojos tan negros como aquellos y si a eso le sumaba aquella mirada la cual trasmitía una clara indiferencia, se sentía aún más intimidado. - Estoy sola pero tampoco me interesa tener compañía alguna.- Su tono era serio y un tanto cortante. - Lamento mucho si la molesté. No era mi intención.- Sonrió apenado. - No me molesta y en realidad debo reconocer que hasta ahora ha sido respetuoso.- Se levantó de su asiento.- No tiene que sentirse apenado, no ha hecho nada malo. Es solo que yo no tengo interés alguno en tener compañía. - Bueno.- Rascó su nuca.- Agradezco que haya sido clara conmigo. Puedo ver que en este momento no se encuentra con ánimos ¿Qué le parece si…? - Creo que no me ha entendido.- Tomó su bolso y su abrigo.- Quizás no me expliqué correctamente. No estoy interesada, no ahora…tampoco luego… - Creo que lo tomaré como un “Nunca”.- Volvió a sonreír. - Me alegra que lo haya entendido.- Inclinó levemente su cabeza.- Es tiempo de partir. Winter Wright se alejó dejando a sus espaldas a un hombre rechazado y un tanto aturdido por su actuación. Había sido clara con sus palabras, no tenía interés en compañía alguna, mucho menos en entablar una plática. Para ella, el socializar con alguien ya no era su prioridad, solo quería seguir su camino y tratar de vivir su vida. Resignada se dirigió hacía la puerta de embarque para continuar con su viaje. Mientras lo hacía trataba de tener una actitud positiva a lo que le podía deparar de ahora en adelante. Quizás estaba exagerando, estaba poniendo las probabilidades negativas por delante y a lo mejor era todo lo contrario. Ha pasado un largo tiempo desde que salió de aquel infierno en que se encontró inmersa. Pudo salir de él, aunque no sin lograr quemarse pero allí estaba, de pie y decidida a avanzar. Si, solo debía ser positiva ¿Qué más podría pasar?
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