Una mujer tan fría como la nieve.

1279 Words
Winter empezaba a sentirse incomoda ante aquel joven de pelo n***o y barbilla partida el cúal parecía observarla con cierta fascinación. No entendía el porqué este aún sigue cada uno de sus movimientos mientras se queda en silencio como si estuviera examinandola. Rain, fue lo único que atinó a decir cuando sus manos se estrecharon en su primer encuentro. Sabe que este es el hijo de su cuñada y que vive bajo el mismo techo de la pareja, antes ha escuchado a su hermano hablar de él. No tenía muchos detalles sobre aquel joven, en realidad para ella su existencia hasta aquel momento había sido irrelevante. Ni siquiera conocía muy bien a su cuñada, cuando su hermano contrajo matrimonio con ella se encontraba ya en aquel lugar el cual había sido elegido para su reposo. Para ella es extraño vivir bajo el mismo techo con personas desconocidas, sobre todo ahora que el socializar era algo que le costaba pero sobre todo, no le interesaba. Acababa de llegar, sus manos estaban igual de vacías que el día en que se marchó solo llevando su equipaje por lo que no tenía opción alguna a donde ir. Ahora que se mira de esa manera, sin un lugar el cúal llamar suyo, completamente en la nada. No puede dejar de maldecir a aquel que se encargó de quitarle todo, incluso su felicidad. - Hola.- El joven pelinegro se sentó a su lado. - Hola.- Su saludo fue un tanto cortante. - ¿Así que tu eres mi nueva tía?.- Sonrió al ver como los negros ojos se clavaron en su rostro. - Soy Winter, no soy tu tía. - Mi mamá me dijo que no te iba a gustar que te llamara de esa manera.- Dejó reposar su espalda en el sofá.- Parece que le atinó. - Si sabías eso ¿Por qué lo hiciste de todas formas? - Solo quería ver tu reacción. Los gruesos labios de la mujer se quedaron entreabiertos mientras dudaba si debía decir lo que pensaba en ese momento o solo lo dejaba pasar. La actitud del hombre a su lado le parecía tan infantil que la llevaba a sentirse indignada. No entendía cómo esta persona a su lado podía actuar de forma tan casual cuando apenas se estaban conociendo. No era una anciana y él no era un niño pequeño, aún así, existía una diferencia de edad por lo que el que estaba a su lado debía ser más cuidadoso con la forma en que se acercaba. ¿Acaso no le importaba causar una mala impresión con esas bromas tontas y de malos gustos? Mientras más veía aquella gran sonrisa frente a ella, más se daba cuenta que el joven pelinegro no era alguien a quien le molestara el que pensaran los demás sobre él. Un verdadero sinvergüenza. - Creo que iré a mi habitación. Aún debo arreglar mi equipaje.- Estaba a punto de levantarse. - Emmett nos hablaba mucho sobre tí.- Observaba cómo su padrastro y su madre conversaban.- Nos contó cada cosa sobre tí. Tu aspecto, tu profesión, las cosas que te gustaban y que no.- Dirigió su mirada hacía la mujer a su lado y se percató que esta también observaba a la pareja.- Sus ojos se iluminaban cuando lo hacía, eso quiere decir que te ama mucho.- Soltó una risilla.- Todavía te llama su hermanita.- Suspiró.- Pero debo decir que hubo algo en lo que mintió sobre tí… -.....- Atraída por las palabras del más joven dirigió su mirada hacía él. Este seguía sonriéndole pero esta vez su sonrisa no era traviesa, mucho menos coqueta. Era suave, un tanto gentil. - Más bien diría que se quedó cortó. - ¿En qué?.- Arqueó una ceja. - …- Volvió a sonreir.- En tu belleza. Bueno..- Se encogió de hombros.- Quizás fue debido a que es tu hermano y solo puede verte con ojos de hermano. Por eso digo que se quedó corto.- Acercó su rostro un poco al hombro de la mujer y habló bajo.- Eres muy hermosa Winter Wright. - Buen intento niño.- Se levantó de su asiento dejando un tanto desconcertado al joven. - ¿Cómo?.- Sonrió con una pizca de confusión. - Tus métodos de conquista, ahorratelos para alguien que si se los crea.- Antes de alejarse le dio una última mirada.- Definitivamente eres un sinvergüenza.- Se marchó. Rain Harper se tumbó en el gran sillón mientras observaba a la mujer de pelo n***o y rostro serio alejarse de él. Sonreía al mismo tiempo que sus ojos la seguían con gran atención. Era una mujer muy diferente a la que estaba acostumbrado pero sin dudas era eso aquello que lo había cautivado. - Ah…Rain…Rain…Rain.- Recitó en voz baja mientras veía a la mujer alejarse.- Estás jodido.- Soltó una risilla.- Has sido cautivado por un hermoso y helado copo de nieve. ……… - ¿Qué le sucede a tu hijo?.- Emmett observaba como su hijastro hablaba consigo mismo y reia como tonto, tirado en el sofá. - No le prestes atención.- Jenna agitó su mano.- Ya sabes como es. - ¿Crees que él y Wint se lleven bien? - Te estás preocupando por nada.- Sonrió.- No son niños. Ambos son adultos y sabes que Rain es alguien gentil a pesar de que algunas veces suele ser molesto. - No me preocupo tanto por Rain.- Suspiró con un dejo de tristeza.- Mi preocupación es por mi hermana.- Bajó la mirada.- Quizás no lo notaste porque apenas se conocen pero…está muy cambiada. - Sabes que las cosas por las que pasó no fueron nada sencillas. Es normal que se vea atravesando algunos cambios. - Wint solía tener una de las más hermosas sonrisas.- Sonrió con nostalgia.- Ahora incluso sus grandes ojos se ven apagados y todo por culpa de ese maldito imbécil. De no haber sido porque Wint me pidió que no hiciera nada, ya lo hubiera asesinado. - No pienses más en ello. Solo enfócate en cuidarla y ayudarla a mejorar. - En verdad hubiera querido asesinarlo. Quizás así ella hubiera dejado ir finalmente todo ese dolor. - ¿A quién vamos a asesinar?.- Rain se acercó a ellos. - No es asunto tuyo.- Jenna frunció el ceño.- Deja de escuchar conversaciones ajenas. - Bueno.- Rascó su nuca.- Solo vine a despedirme. - ¿Vas a salir esta noche? - Nos vamos a reunir para festejar el reciente triunfo.- Golpeó su pecho y sonrió con orgullo.- Van a festejar por el campeón que tienes por hijo, madre. - No hagas de las tuyas.- Lo apuntó. - Mujer.- Emmett sonrió.- Me acabas de decir que Rain no es un niño ¿Por qué lo tratas como tal? - Tranquilla mamá.- Se acercó y besó la frente de su madre.- Me comportaré.- Palmeó el hombro de su padrastro.- Espero que mi tía se sienta cómoda con nosotros. - ¡Rain!.- La madre regañó a su hijo mientras este se alejaba a toda prisa. A pesar de que los mayores no habían querido darle detalles de lo que habían estado conversando, para Rain Harper no fue difícil deducir que se trataba de la nueva inquilina que había llegado a su hogar. No sabía con exactitud las razones por la cual aquella mujer se encontraba en aquel lugar lejano. Tampoco sabía la razón detrás de la gran preocupación de su padrastro pero algo le indicaba que se trataba de algo serio. Antes de abandonar su hogar dirigió su mirada una última vez hacía el segundo piso y sonrió. No necesitaba apresurarse, habría tiempo suficiente no sólo para descubrir sobre el pasado de aquella atractiva mujer, sino también para acercarse a ella, quizás…de una forma más íntima.
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