Estoy en el lapso en el que me encuentro sumida en la inconsciencia pero que poco a poco salgo de la misma cuando puedo sentir unos fuertes brazos rodeando mi cintura. Mi primer instinto fue quitármelos de encima por el pánico que me provocan, me da miedo abrir los ojos y darme cuenta de que lo que sucedió la noche anterior solo fue producto de mi loca imaginación.
Suspiro y poco a poco voy abriendo mis sentidos. Los brazos a través de mi cintura se sienten cálidos; aspiro profundamente y un aroma fresco llena mis pulmones. Agudizo mi escucha y percibo unos leves ronquidos y más a lo lejos el canto de las aves.
«Por favor que nada haya sido un sueño» suplico en mi interior antes de abrir los ojos.
Enzo tiene los ojos cerrados todavía, su semblante refleja paz y tranquilidad. Un ligero
