Juliette suspiró al entrar a la mansión Thorner con su familia detrás, sintiendo la presión de los ojos de Saúl en su nuca.
Subió a Orus y Thanos a su habitación rápidamente, les acarició las cabezas y murmuró:
—No armen líos, ¿sí? Ya suficiente tengo con los humanos.
Después, bajó para encargarse de sus padres y del mismísimo señor Urquiola. Llevó a Gustavo y Marlene hasta una de las habitaciones de huéspedes más alejadas del ala principal.
—Aquí están, cómodos y lejos de Saúl y Arthur —dijo, sin disimular su alivio.
—¿Por qué lejos? —preguntó Marlene, dejando caer sus maletas sobre la cama.
—Para evitar que sigan traumatizándolos, mamá —replicó Juliette con una mirada exasperada.
Cuando terminó con ellos, se giró hacia Urquiola, que seguía detrás, cargando su pavo con aire solemn
