Perspectiva de Nyx 1 . El aire dentro de la iglesia está cargado de una solemnidad que casi me deja sin aliento. Mis dedos aprietan con fuerza el brazo de mi padre, buscando estabilidad, aunque no quiero admitirlo. Él camina a mi lado con la misma elegancia y fuerza que siempre lo ha caracterizado. Lo miro de reojo; sus ojos esmeralda, idénticos a los míos, brillan con orgullo y una emoción que rara vez muestra. El vestido que llevo me envuelve como una segunda piel, ligero pero imponente. Cada paso que doy parece resonar en las paredes de la iglesia, aunque sé que es solo mi imaginación. El frío de Moscú se queda fuera; aquí dentro todo parece cálido, casi íntimo, gracias al calor de las luces y la mirada de los pocos que están presentes. Mis ojos vagan, deteniéndose en los rostros fa

