Aleksei da un paso hacia mí, y antes de que pueda procesarlo, su mano está en mi rostro, sosteniéndome con una firmeza que me obliga a mirarlo directamente. Sus labios descienden sobre los míos con una intensidad que me deja sin aliento. El beso es todo lo que no hemos dicho, todo lo que sentimos y no podemos expresar con palabras. Es profundo, lleno de promesas silenciosas y emociones que se entrelazan entre nosotros como un lazo invisible, uno de poder, de tentación que nos llena completamente.
Mis manos se aferran a su pecho, sintiendo la solidez de su cuerpo a través del traje, mientras sus dedos se enredan en mi cabello, acercándome más a él. La iglesia parece desaparecer por completo, y en este momento, no hay nada más que Aleksei y yo, unidos por algo que va más allá de cualquier j
