Minutos después, Iván Reyes hizo su entrada en el club, acompañado por dos guardaespaldas que bien podrían haber sido montañas de carne y músculo. Iván era grande y moreno, con una complexión que hablaba de fuerza y resistencia. Su cabello oscuro, cuidadosamente peinado hacia atrás, y la barba bien delineada añadían a su imagen de poder. Llevaba un traje n***o que resaltaba sus hombros anchos y su mirada penetrante recorría el lugar con una mezcla de desafío y análisis. El aire se tensó apenas cruzó el umbral del club, y los pocos que reconocieron su rostro en Moscú parecieron retroceder instintivamente. Aleksei levantó una ceja mientras observaba cómo Iván se acercaba a la zona de las mesas privadas, caminando con paso seguro, dejando atrás la pista de baile donde algunos miraban de reoj

