Aleksei sujetó los muslos de Nyx con una quietud casi reverente, sintiendo la textura suave de su piel en sus manos grandes y firmes. Sus ojos ámbar se clavaron en su v****a, perfectamente rosada y brillante, y la recorrió por primera vez con su lengua, sintiendo el sabor que parecía llenar el aire a su alrededor, un sabor delicioso. El cuerpo de Nyx se tensó al sentir su lengua, larga y experta lamiéndola, igual que un gato acicalando su pelaje, lento y cauteloso. —¡Ahh…! —jadeó ella al sentir su lengua pasar por su clítoris, para luego envolverlo y succionar un poco. Con un gesto pausado, Aleksei cerró los ojos y con sus manos firmes tiró de sus muslos para acercarla más a su rostro, dejando que su nariz y su boca se encontraran con esa fragancia seductora que lo instó a sumergirse e

