Bajaron las escaleras, con el eco de sus pasos resonando en el mármol. El aroma del café recién hecho llenaba el aire. Irina observó a Nyx con una sonrisa, pero el saludo que tenía para ella cambió por un gesto de sorpresa cuando vio a Valentina.
—¿Ocurre algo, Irina? —preguntó Nyx. La muchacha la observó y asintió con la cabeza. —Disculpe mi asombro, pero es que no es común que haya visitas en la mansión —dijo con su acento ruso—. El señor jamás recibe visitas que no sean de negocios, por eso me sorprendí de ver a la señorita —agregó Irina, Nyx le provocaba la suficiente confianza para contarle.
Valentina se presentó con Irina, luego le dijo que el mismo Aleksei la había invitado a quedarse.
—Seguro quiere tener contenta a la señorita Nyx —dijo Irina y un extraño revoloteó apareció en
