Aleksei se ajustó el abrigo oscuro mientras cruzaba con pasos firmes la entrada principal de la mansión. Su mirada, que siempre era fría y calculada, se posó en los alrededores mientras sus hombres se alineaban, esperando las indicaciones. Las gruesas puertas de la mansión se cerraron detrás de él con un eco que resonó en el aire matutino. El clima frio de Moscú acariciaba su rostro con una ligera brisa helada, pero eso no afectó en lo más mínimo su semblante. Al llegar al frente de la fila, observó a seis de sus hombres, todos vestidos de n***o y de pie en silencio, esperando sus órdenes. Él inclinó la cabeza, examinándolos de arriba a abajo con una mirada afilada. —Slushayte vnimatel'no (Escuchen con atención) —ordenó Aleksei, con su voz gruesa, mientras sus ojos ámbar observaban a lo

