Nyx llevaba sus propias tarjetas, aun así, miró el plástico n***o sin protestar. Después de todo había sido él, quien no quiso que ella demorara empacando sus pertenencias, comprarle un nuevo guardarropa, era lo menos que podía hacer. Nyx tomó la tarjeta replicando su frialdad. No había emoción en su respuesta, solo una aceptación distante de lo que se le ofrecía. Pero dentro de ella, un fuego comenzó a arder, la posibilidad de explorar el mundo fuera de esas paredes la llenaba de un extraño vigor. —Gracias —respondió, manteniendo su tono monótono. El uso de esa palabra no era un gesto de gratitud en realidad; era una simple formalidad. Aleksei la observó durante unos momentos más, sus ojos se posaron sobre los verdes de ella y bajaron después a sus labios. Después de lo que pareció u

