Mientras tanto, Aleksei intensificó sus caricias, sus manos recorrieron con firmeza las curvas de Nyx, como si quisiera grabarse cada parte de ella en la memoria. La apretó contra su cuerpo, sin disimular el deseo que ella despertaba en él. En su mente, las palabras seguían rondando, sin darle tregua. Mientras Aleksei la estrechaba más fuerte contra su cuerpo, sus manos firmes recorrieron sus pechos, apretaron sus nalgas y sus labios lamieron la piel de su cuello, la mordió y saboreó con urgencia. —Sabes a vodka —dijo ella en un susurro, mientras con sus manos comenzaba a desabrochar su pantalón, mientras acariciaba su pecho y lo despojaba de su camisa. Su respiración era pesada, y la mirada de Aleksei estaba fija en los ojos de Nyx, reflejaba una mezcla de deseo y frustración. El silen

