Kath no reacciona de inmediato. Continúa bailando conmigo, sus movimientos fluidos, pero puedo sentir la manera en que digiere cada palabra. —Sin embargo, espero que los Brown no tengan nada que ver con esto, —culmino, mi voz endureciéndose ligeramente—. Sería una lástima tener que matar al padre de mi esposa. Una sonrisa se forma en los labios de Kath, lenta, calculada, pero no menos genuina. Hay una certeza en ella que me desarma un poco, aunque no lo dejo ver. —Entonces no tienes nada de qué preocuparte, Aleksei, —dice al fin, su tono sereno—. Michele no tiene nada que ver. Estoy segura —agrega continuando de mi mano. Su seguridad me intriga, pero no respondo de inmediato. Me limito a observarla mientras seguimos moviéndonos al ritmo de la música. —Espero que así sea, —murmuro fina

