Capítulo 1

1266 Words
Con un Ethan dormido en brazos me dirijo a la parada de autobús, voy temprano, como de costumbre, por lo que voy con calma, apreciando el movimiento de las tranquilas respiraciones de mi hijo. - Mami - balbucea mientras se remueve para voltear su carita y acercarla a mi cuello, lo aprieto más a mis brazos mientras suelto un suspiro, él es lo único que me hace seguir adelante, desde que me enteré de su existencia he hecho todo lo que está a mi alcance para una mejor vida para él, cosa que hasta ahora parece no ser suficiente, me duele que los niños de la guardería lo molesten con comentarios acerca de mí que escuchan de sus madres, pero por suerte mi niño es el más especial e inteligente que haya pisado el mundo. Después de unos minutos de viaje en autobús llegó a la casa de Charlie y Amy, una amable pareja que me brinda su apoyo desde que nació Ethan, toco el timbre y a los pocos minutos una Amy sonriente me recibe, le manda una mirada llena de veneno a su vecina que ha estado hablando entre susurros con otra señora desde que llegue. - Tranquila, Amy, no pasa nada. - beso su mejilla y paso por su lado hacia la cocina, mi bebé se despierta un poco y yo dejo besitos en su cara para que lo haga de buen humor, una gran sonrisa adorna mi rostro cuando él suelta una risita mostrando sus pequeños dientes. - Buenos días a la cosita más hermosa de mamá - él suelta más risitas mientras pasa sus manitos por mi rostro. - ¡Mami! - dejo un sonoro beso en su boquita y eso solo lo hace reír más. - Es un consentido de mamá - dice la voz llena de fastidio fingido de Charlie detrás de mí mientras Amy pasa por mi lado hacia la nevera. - Es la luz de los ojos de mami - juego un rato con él, Charlie lee el periódico a mi lado y de vez en cuando participa en mis juegos con Ethan, Amy hace el desayuno y yo veo de reojo el reloj de pared. - ¿A qué hora es la entrevista, cariño? - Amy deja los platos de comida en la mesa, dos cafés, uno para Charlie y otro para mí, también me deja un biberón con leche achocolatada para Ethan. - Me queda poco tiempo, será mejor que vaya de salida, vendré por Ethan en cuanto salga, también debo buscar una guardería cerca. - Charlie asiente de acuerdo al igual que Amy. - Sabes que cuentas con nuestro apoyo, cariño - dice Amy a la vez que aprieta mi mano por sobre la mesa en un apretón maternal. - Gracias - me pongo de pie y dejo a Ethan en piernas de Charlie que lo recibe gustoso. - Vendré en un rato por ti, mi amor, pórtate bien - él hace un adorable puchero y mi corazón se estruja un poco por tan tierna imagen. - ¿Mami? - beso su frente - No vayas - su labio tiembla y yo quiero llorar, Charlie rueda los ojos. - Es lo mismo siempre - dice con burla y ternura. - Lo siento, mi hijo es increíblemente adorable y yo soy débil ante él - beso las mejillas regordetas de mi bebé causándole cosquillas. - Te traeré un regalo, pórtate bien, Amy me llamará y hablaré contigo cuando quieras - miro a Amy y esta asiente en afirmación a lo que dije. - Pero - mi bebé se queja, miro la hora. - Te amo. - ti amu - dice, me derrito en ternura al igual que Amy y Charlie, aunque este último se intenta hacerse el duro, beso su boquita y salgo de la casa lo más rápido que puedo después de una breve despedida hacia la linda pareja que se queda admirando la ternura que emana mi bebé. () Llego a un gran edificio, de unos nueve pisos, pero realmente grande, es n***o y tiene "Wolf’s Gym" escrito en gris metálico justo arriba de las puertas del mismo color, después de admirar unos segundos la gran e imponente estructura entro, en recepción se encuentra una señora de unos cincuenta años, bajita, regordeta y de cabello color caoba, tiene unos ojos azules profundos que hace muestra que en su juventud fue realmente hermosa y tuvo miles de pretendientes. - Buenos días, linda ¿en qué puedo ayudarte? - dice amable, me muestra una gran sonrisa que achican sus ojos y causan arrugas en estos, en es imposible no corresponderle con una igual de grande. - Buenos días mi nombre es Rebecca Davis, vengo por la entrevista de trabajo - ella asiente, me mira de arriba a abajo quedándose un gran tiempo en mis ojos, como si estuviese en busca de algo que parece encontrar ya que asiente. - Déjame realizar una llamada, linda - asiento y ella agarra el teléfono y empieza a marcar, escucho como la puerta de entrada se abre y se cierra, volteo y entran dos hombres y una chica de no más de diecisiete años. - Hola Eli - dice con entusiasmo la chica, se acerca a la señora y besa su mejilla, se para a su lado y me ve con una sonrisa amistosa que no tardó en responder. - Hola El - dicen los chicos al mismo tiempo, son gigantes, deben medir no menos de un metro ochenta y cinco, uno es pelirrojo con ojos azules y el otro es rubio ojos pardos, al igual que la chica, me miran curiosos por lo que alzó mi mano en un saludo informal. - Me llamo Rebecca Davis, un gusto, vengo por el trabajo - la chica suelta un chillido y salta hacia mí para abrazarme, le respondo aturdida por la sorpresa. - Me llamo Melanie, solo vengo a entrenar, ellos son Robbin y Abraham, ellos son entrenadores, Robbin es mi hermano, la adorable recepcionista es Elizabeth, es como la madre de todos aquí - los chicos me saludan con la mano, asiento en su dirección una vez me suelta la rubia. - Espero te den el trabajo, pareces agradable, normalmente soy buena para identificar las personalidades de la gente - asiento con una sonrisa amable. - Puedes pasar, linda, en el piso ocho, el pasillo de la izquierda - asiento en su dirección. - Te llevamos - habla Abraham, el pelirrojo, asiento y camino detrás de ellos con Melanie a mi lado, no para de hablar y me cuenta un montón de cosas, desde la primera vez que su hermano la trajo para enseñarle defensa hasta sus cantantes y actores favoritos, en ocasiones coincidimos con cosas como nuestras comidas favoritas o sobre algunos actores, la verdad es que ella es muy entusiasta, me recuerda a Ethan, tan lleno de luz y sumamente tierno, desprenden un aire que pide ser protegido, no dudo que sea la adoración de su hermano y que tenga uno que otro enamorado regado por ahí. - Aquí nos separamos - dice Robbin - Disculpa a esta mocosa, no hay quien la calle - Melanie lo mira molesta y golpea su brazo. - Gracias por traerme, espero volver a coincidir con ustedes. - Sé que será así, ahora eres mi amiga - dice una muy segura y orgullosa Melanie causando la risa de su hermano, Abraham se perdió por el pasillo de la derecha apenas llegamos al piso. - Suerte - me despido y camino hacia una puerta que se encuentra al final del pasillo, una gran puerta negra, toco dos veces. - Adelante - dice una voz gruesa y ronca al otro lado, suelto un suspiro tembloroso a causa de los nervios, pero me obligó a relajarme, necesito el trabajo.  
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