Capítulo 1

2810 Words
Hoy era el gran día, no sabia como sentirme al respecto para este punto ya lo había meditado tres terribles meses, pero la gota que derramo el vaso de agua fue cuando mi padre intento volarse los sesos con un viejo revolver que le fue heredado por su abuelo, bien creo que para este punto  debía esclarecerles los hechos de mi vida, bien comencemos con mi infancia, mi madre nos abandono a mi y a mi padre cuando yo tenia tan solo 5 años, en aquel entonces mi padre comenzó con su imperio invirtiendo todo cuanto poseía en unas acciones, mi madre al enterarse se desquicio por completo, decía que no podría vivir como una muerta de hambre, que para aquello se había casado con mi padre para un vida mejor, después de aquello a los pocos meses conoció al dueño de un restaurante francés con quien apenas engatuso y nos abandono a la deriva, mi padre le grito que algún día seria de los hombres mas ricos del estado, se empeño de tal modo que lo consiguió, tardo algunos años, pero cumplido aquella promesa, fueron algunos años difíciles pero el jamás me descuido, ni me hizo sentir culpable, al contrario me amo al doble, entregándome su tiempo por completo, solía llevarme a la empresa y en junta sentarme a su lado todo con tal de no dejarme al cuidado de alguna mala persona, tampoco volvió a casarse o siquiera a salir con alguna otra mujer con temor a que fueran a dañarme, de mi madre no volvimos a saber más, y en casa su nombre jamás fue nombrado después de aquel día, tampoco podría decir que fue la mejor madre, en realidad diría que la maternidad no fue hecha para ella, ella solo sabia derrochar el dinero, vestir bien y perder su tiempo con amistades vanas que solo la incentivaban a vivir  “al máximo su vida”, lo cual eran fiestas, llegar ebria a casa, papá cuidaba de ambas, mas bien fue como otra hija para papa y una mala hermana para mí, pero madre o esposa jamás.   Ahora entienden por que amaba con locura a mi padre, es extraño escuchar tales maravillas de un padre, en los casos mas comunes la madre es quien se queda con los hijos, y sobre todo quien mas los cuida, el a su manera me cuido y siempre estuve presente en cada paso que daba, incluso ahora tengo mi propio puesto dentro de la empresa, el me dio los mejores años de su vida, pudo abandonarme al igual que mama y solo darme algo de dinero pero no lo hizo, hace unos meses alguien en la empresa le había desfalcado además de que a causa de eso le estaban demandando por contratos millonarios, habíamos vendido absolutamente todo menos nuestra casa y la empresa, y aun que lo hiciéramos no cubriría la deuda y papa terminaría preso, llevábamos tres meses en esta situación, y yo llevaba dos meses haciendo cosas un tanto prohibidas, resulta que mi mejor amiga me conto que en secreto ella trabaja en una especie de sitio que tiene distintos giros, contratan jóvenes hermosas de dieciocho hasta los veintisiete años de edad, lo que ella me había propuesto consistía en tener citas con hombres en una especie de club nocturno pero en esa área todos elegían una chica con quien charlar nada más, pagaban cantidades obscenas como diez mil dólares solo por conversar, no lo podía creer en verdad, me relato con demasiados detalles el cómo había llegado al lugar y que felizmente llevaba un año en aquello, me vi entre la espada y la pared, así que accedí pero había un terrible problema, yo tenia 17 años en aquel entonces así que no me quedo de otra mas que recurrir a mi mejor amigo gami, su nombre es Gamaliel, pero de cariño es gami, al contarle mi plan rotundamente se negó y dijo que de aquello nada saldría bien, en ocasiones podía parecer mi madre dándome el sermón pero después de hacerle comprender mi situación me termino ayudando.   El era un genio con la tecnología así que me ayudo a obtener una identificación falsa, no me preocupaba dentro de dos meses tendría en mi poder una autentica, además no quería que nadie se enterase de mi verdadera identidad, recuerdo que tuve que recurrir a usar peluca, y lentes de contacto de color azul, mi cabello natural era ligeramente ondulado y en tono caramelo, mis ojos en color miel, todo aquello había cambiado por una peluca de cabello rubio, largo y rizado, unos ojos azules, labial rojo, un corto vestido de látex en tono n***o, unas botas largas de tacón alto del mismo material que el vestido, un collar rojo cuerina, un bello antifaz que cuidaba más de mi identidad.   Recuerdo al dueño del lugar analizar cada parte de mi mientras observaba la identificación, recorriendo cada detalle con sus ojos, me toco tragar en seco con el temor a ser descubierta en mi mentira y que todo el mundo se enterara de lo que estaba a punto de hacer la señorita Somerville.   Ese día mi buena amiga Charlotte abogo por mi rápidamente por lo que el dueño accedió, justo cuando Sali de su oficina deje el aire escapar , ni siquiera pude darme cuenta desde hacia cuanto retenía el aire, creí que aquello había sido lo más difícil, pero que grave error había cometido, mi primer día en aquel lugar fue un tanto intenso, resulta que dos hombres maduros se disputaban por quien me llevaría a su mesa, todo se salió de control cuando uno de ellos soltó el primer golpe, tan solo por mi compañía, actuaban como dos cavernícolas, una gota de sangre baño mi mejilla, di un par de pasos hacia atrás de lo cual se percataron y ambos me tomaron cada uno de una mano para comenzar a tirar de mí, yo me encontraba en total pánico, jamás me había ocurrido algo similar, me sentí como una muñeca de trapo, uno de los encargados del área quiso intervenir pero no lo logro así que salió en busca de ayuda despavorido todo parecía perdido en este punto había dejado de intentar zafarme, mi vista se desvió al suelo, de pronto deje de sentir que ambos jalaban de mí, un hombre joven se encontraba frente a mí, su amplia sonrisa traviesa me deslumbro por completo, los dos cuerpos yacían sobre el suelo, resulta que en su descuido el magnifico hombre que tenia frente a mi había tomado sus cabezas y juntándolas de golpe ocasionando que perdieran la conciencia por algún tiempo, su exquisito traje hecho a medida, su cabello n***o y lacio, su blanquecina piel, sus ojos azules, sin barba alguna, me recordaba al chico Salvatore de esa serie de vampiros, rápidamente tendió su mano hacia mí, mi boca se encontraba seca, quería decir algo pero simplemente no podía articular palabra alguna.   “Parece que la bella doncella se encuentra en apuros”. Recuerdo tan bien cada una de sus palabras, su sonrisa que me hacia desear infinidad de escenarios posibles donde solo el y yo fuéramos los protagonistas, solo acudía al establecimiento una vez por semana durante cinco horas, ganaba cincuenta mil dólares, había reunido ya casi medio millón de dólares a lo largo de dos meses, adivinen ¿quién pagaba por aquello?, si Alexander, esa era el nombre de mi caballero de armadura brillante quien me rescato de mi terrible primer día, hablábamos cada semana, en una ocasión no pudo asistir y dejo pagado mi tiempo, lo pueden creer, era sin duda un sueño, planeaba revelar mi identidad cuando recaudara lo necesario para mi padre.   Pero no todo puede ser perfecto ¿cierto?, siempre en algún tramo de nuestra vida o en muchos de ellos tienen que existir grandes obstáculos que truncan nuestras metas, hacia dos semanas que mi padre había intentado acabar con su vida, le presionaban cada día mas con el dinero y nadie quiso brindarle un préstamo, aquella fatídica noche lloramos juntos de manera desconsolada, el me pedía perdón de rodillas por habernos llevado a esta ese punto, por confiar demás en sus empleados, me coloque de rodillas con el mientras sujetaba sus manos y le suplique que no lo volviera a intentar que él es todo lo que yo tengo en esta vida, que no me importaba vender hasta el último cimiento que poseyéramos, que empezaríamos de nuevo juntos, tan unidos como siempre, que sería como cuando mamá nos abandonó, no teníamos si quiera para pagar el alquiler y juntos sobrevivimos todas aquellas adversidades, que mientras continuáramos juntos como familia yo no necesitaba nada más y que no tenia nada que perdonarle al contrario solo cosas que agradecerle por todo lo que hizo por mí, fue padre y madre, hermano, hermana incluso hasta amigo cuando mas le necesite, que si el hiciera aquello me dejaría completamente sola a la deriva, prometió luchar conmigo hasta el final, esa noche no dormí por entrar varias veces en su habitación mientras la madrugada transcurría, quería asegurarme de que no volviese a intentarlo.   Después de aquello al día siguiente asistí al lugar, pedí una cita con el dueño en el día que me tocaba trabajar.   Flashback.   Mis temblorosos nudillos golpeteaban la puerta de aquella vieja oficina, era algo pequeña lo que me hacía sentir claustrofóbica.   -Pasen – exclama el dueño un tanto molesto desde dentro de su oficina.   Rápidamente gire la perilla para ingresar al lugar, el olor a tabaco penetraba en cada rincón del lugar, en su pequeño escritorio se encontraba el señor Oliver con un gesto de pocos amigos, anotaba algo en su gastada agenda sin despegar la vista de allí, un puro se sostenía en sus labios, poseía una vestimenta bastante casual con aquella cadena de oro adornando en su cuello, las paredes en color verde seco le daba un aspecto un tanto antiguo junto con las pequeñas lámparas del lugar, una persiana blanca cubría la diminuta ventana de un rincón.   -Y bien, habla niña, te advierto que en este lugar no damos pagos por adelantado y menos brindamos algún préstamo, si es por ello que vienes puedes retirarte, no me importa el motivo por el que lo necesites. – espeta indiferente, su mirada se centra en mis ojos, a pesar de mi vestimenta no me devoraba con la mirada como la mayoría de hombres en este lugar. Desde el umbral de la puerta le respondo firmemente. -Descuide no vengo por ello, si no mas bien a proponerle un trato, ¿le interesa?   El ver a mi padre hacer infinidad de negocios me había dado la oportunidad de desenvolverme bien ese ámbito, era excelente como el, había aprendido a la perfección se podría decir que era igual de buena que él, pero aquello que estaba a punto de poner en venta jamás me hubiese cruzado por la cabeza hacerlo, pero la necesidad tocaba mi puerta.   La sonrisa del señor Oliver se hizo presente, con una seña me invito a tomar asiento frente a él, lo único que a este hombre le interesaba era el dinero.   -Porque no lo mencionaste antes Scarlett, habríamos ido directo al grano, ¿Qué tienes para ofrecerme? – inquiere arqueando ambas cejas, en este momento yo le comparaba con una bruja de esos cuentos infantiles que papá solía leerme antes de dormir, en otras circunstancias habría salido despavorida corriendo, pero ya no era una niña, me tocaba ser adulta.   -Charlotte me comento que en otra área del lugar realizan subastas una o dos veces por mes, quiero entrar en ella, ofrezco mi castidad en venta. – mencione aquello aun en plan de negociación sin imaginar lo que conllevaría en un futuro.   -Así que la hermosa Scarlett aun posee su pequeña flor, me interesa, hagámoslo, eso si yo me llevare cierta comisión aparte de la subasta, muchos clientes me han preguntado si ofreces algún otro tipo de servicio, se volverán locos cuando les mencione que tu preciada virginidad se pondrá en venta, será dentro de dos semanas la subasta, eso me dará tiempo suficiente para conseguir algunas otras chicas, pero tu serás el especial de la noche, entonces ¿es un trato? – inquiere arqueando una ceja mientras me tiende la mano, trago en seco al imaginar lo que me ocurrirá esa noche.   -Es un trato. – confirmo mientras estrecho su mano con firmeza. Estaba dicho, no habría vuelta atrás, aquel lugar podría ser un tanto peligroso si no cumplía con lo acordado, según Charlotte, este establecimiento se dividía en distintas áreas según tus necesidades.   Fin flashback.   Hoy era ese día, pero además de eso era mi cumpleaños, hoy se cumplían mis dieciocho primaveras, sin duda alguna no olvidaría este día, bonita forma de festejar, ya me le había escabullido a mi padre quien a su manera festejo conmigo, le pedí que si dejaba pasar la noche en casa de Charlotte para celebrar con mis amigos aunque ella y Gami no se llevaban para nada bien, eran como el agua y el aceite, ya había llegado al lugar con mi peluca y todo lo demás, sería la última vez que haría uso de ella, me encontraba un tanto nerviosa, mi buena amiga me dio un trago para relajarme, aquello sabia horrible pero a ligero un poco mi tensión.     Dos horas después….    Me encontraba sobre aquella tarima fingiendo ser alguien quien no era, había cambiado todo en mi para evitar ser reconocida, solo sería una noche y me olvidaría de todo este embrollo, me debatía internamente por saber si en verdad el fin justificaba los medios, mientras que hombres me devoraban con la mirada, mi ajustado corset me sofocaba ya en este punto y eso que esto recién comenzaba, en cuestión de segundos daría inicio a lo que me marcaria de por vida. -Caballeros, admiren la belleza de esta mujer, ya conocen la dinámica, ella es Davyna, el especial de la noche, con su castidad intacta, ¿Quién será el afortunado que tendrá el placer de desflorarla?, que comience la subasta ¡¡ y que gane el mejor postor! – mencionaba el presentador como si fuese alguna especie de vendedor de electrodomésticos.   En este punto ya me sentía como un vil objeto, pero era mi culpa yo misma me había puesto en venta y continuaría sin importar lo que sucediera o cuan asustada o asqueada me encontrara.   Narrador omnisciente. Los hombres enloquecidos no cesaban de ofertar, eso hasta que el seductor Alexander ofreciera medio millón de dólares por ella, rápidamente Davyna sintió el alivio recorrer su cuerpo pues anteriormente él había pagado por tener una cita con ella, la atracción entre aquellos era eminente. -Medio millón a la una, medio millón a las dos y medio millón a las…. -¡¡UN MILLON!! -Grito demandante desde el umbral de la entrada, su costoso traje se encontraba desalineado, mientras que una de sus grandes manos sostenía una botella de whisky y con la otra se recargaba del marco de la puerta. Todos en la sala se giraron a observarle sin salir de su asombro, ni un solo murmullo se hizo presente. -¡¡Vendida al Señor Becker!! – grita estupefacto el presentador al pensar en la jugosa comisión que se llevaría aquella noche, a cambio de la pureza de la joven que tragaba en seco a su lado. Rápidamente aquel imponente caballero ingreso al salón dispuesto a reclamar su compra, avanzo a paso ágil hasta situarse sobre la tarima sin decir nada más se plantó frente a la dulce davyna quien en esos momentos se encontraba presa del pánico absoluto, la tomo por los muslos y la cargo sobre su hombro como cual costal de papas, un pequeño chillido emergió de ella, el solo se limitó a darle un buen azote haciéndola callar al instante al tiempo que tomaba otro trago de su botella.   Narra Scarlett.   ¡¡¡Me habían vendido al maldito gigante rubio!!!, le gano la subasta a Alexander, comencé a hiperventilar ante el horror, se encontraba un tanto ebrio lo que indicaba que mi primera vez seria extremadamente dolorosa, cuando lo vi avanzar hacia mi juro que pensé en correr tras las cortinas y esconderme, pero presa del pánico, solo fui capaz de dar dos pequeños pasos hacia atrás, el rápidamente me tomo de los muslos para montarme sobre su hombro, un pequeño chillido emergió de mi sin querer, una de sus grandes manos impacto sobre mi semidesnudo glúteo, aquel azote me hizo callar de manera abrupta, cuando levante un poco de mi melena rubia para ver lo que sucedía alcance a ver a un furioso alexander mientras que el resto observaba atónito, desea que la noche pasara lo más pronto posible, recién me llevaba dispuesto a hacer uso de su nueva adquisición y yo me desmoronaba ante la idea.
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