Reclamo de los Trillizos Alfa

Capítulo Cuatro: Regresando a casa Parte Dos

Punto de vista de Phera:

Tamborileaba constantemente con el pie en el suelo del bosque mientras esperaba con Josh nuestro turno para pasar a través del portal. Era necesario presentar documentación antes de cruzar al multiverso de los lobos para garantizar si los humanos o los lobos que cruzaban formaban parte de una manada. Los humanos no estaban al tanto de la presencia del mundo sobrenatural a menos que estuvieran emparejados con un lobo. El portal debía ser vigilado las veinticuatro horas del día por si surgían contratiempos imprevistos. Aunque los humanos no podían ver la cosa blanca brillante, era mejor prevenir que lamentar.

La ansiedad que Josh había logrado calmar estaba volviendo lentamente a mi corazón. En unos momentos, estaré al otro lado del portal, en el multiverso de los lobos y luego en la manada Red Moon. No he regresado a ambos lugares desde que vine a California. ¿Habrá cambiado algo en la manada? ¿Beth y Reese serán las mismas? Aunque nos vídeollamamos y hablamos por mensajes diariamente, no es lo mismo que encontrarse en persona. E incluso en lo más profundo de la pequeña hendija de mi corazón, me pregunto si los trillizos estarán felices de verme. Demonios, ¿me reconocerán siquiera? Me sacó de mis pensamientos cuando el guardia junto al portal me llamó a voz en grito. Me acerqué caminando y él no se molestó en mirarme y extendió su mano para recibir la documentación que le entregué.

—¿A qué manada pertenece? —me preguntó.

—La manada Red Moon bajo el mando de los trillizos Alfa —dije.

Su actitud despreocupada cambió muy rápido una vez que le dije a dónde me dirigía. Se enderezó de inmediato y me miró. Me observó durante un segundo, algo como el reconocimiento parpadeó en sus ojos, y me devolvió mis papeles.

—Puede pasar, señorita Evans —dijo el guardia respetuosamente y me sonrió.

¿Qué demonios fue eso?

¿Por qué pasó de ser un idiota a ser respetuoso?

Hasta donde recuerdo, eso no era protocolo. Los guardias de servicio debían hacer algunas preguntas y luego pedir el símbolo de afiliación. Pero el tipo no se molestó en nada de eso.

—Ah, ¿estás seguro? ¿Quieres ver el símbolo de afiliación? —le pregunté. No necesitaba problemas al otro lado solo porque el guardia aquí estaba siendo un vago.

—No, está bien, señorita Evans. Pase simplemente —dijo el guardia.

—Vale… supongo —me di la vuelta, tratando de ver dónde dejaron a Josh. Lo vi al lado de un guardia fornido mientras revisaba su documentación. Parecía que el guardia le estaba causando problemas innecesarios. Justo cuando iba a acercarme a él, el guardia que revisó mis papeles me detuvo.

—Señorita Evans, no puede regresar. Una vez revisados todos los papeles, debe pasar. De lo contrario, no se permitirá la entrada hasta pasadas veinticuatro horas —dijo el guardia.

Oh, ahora recuerda el protocolo.

—Pero solo quiero ver si mi novio necesita ayuda. Él viene conmigo a mi manada… —antes de que pudiera terminar, el guardia me interrumpió, esta vez con voz firme.

—Como dije, señorita Evans, si regresa, no podrá cruzar hasta pasadas veinticuatro horas. Ahora, por favor, pase. Hay otras personas en la fila —dijo el guardia.

¡Qué demonios!

¡Desgraciado!

Justo cuando estaba a punto de decirle lo que pensaba, vi a Josh saludando en mi dirección, me giré hacia él y me dio una sonrisa tranquilizadora. Me hizo un ademán para que pasara y que él estaría allí pronto. Aunque no quería pasar sin él por si no lograba entrar, sabía que mamá y papá estaban al otro lado esperando. Además, Josh parecía estar manejando la situación bien. Probablemente terminaría discutiendo con su guardia y empeorando las cosas. Suspirando, asentí y pasé por el portal.

En el momento en que pasé, sentí presión en la cabeza, lo que me hizo pop los oídos. Pasar por allí era como viajar en avión, solo que tomaba unos segundos en lugar de horas, pero esos segundos siempre me daban un dolor de cabeza masivo. Lo cual era gracioso; como loba, tenía los sentidos agudizados y habilidades de curación, así que un dolor de cabeza debería ser lo que menos me preocupara. Sin embargo, no era el caso cuando viajaba a través del portal. Justo después de pasar y caminar al otro lado, mis sentidos estaban alerta ante el nuevo entorno. Bueno, no era nuevo, pero habían pasado ocho años desde que puse un pie en el multiverso de los lobos. Mirando a mi alrededor, era igual que cuando lo dejé, con cambios mínimos en la construcción, los bosques alrededor del portal simplemente más verdes. Podía ver los árboles recién plantados y el nuevo camino, que probablemente conducía al borde del bosque donde encontraría a mis padres. Consideré esperar a Josh justo aquí, pero con la forma en que los guardias me estaban mirando fijamente, dudaba que me dejaran. Pero eso no era lo que me parecía extraño, cada persona que iba delante de mí y pasaba por el portal se les pedía su documentación y símbolos, pero en mi caso, simplemente me hacían un gesto para que avanzara.

Incluso recibí algunas miradas curiosas de los lobos a mi alrededor. Estaba tan desconcertada como ellos por el trato especial. Tal vez era porque era de Red Moon. Papá mencionó cuánto poder tiene la manada ahora después del arduo trabajo de los trillizos a lo largo de los años, tanto en el reino de los lobos como en la tierra. Además, yo era la única m*****o de Red Moon que vivía en el multiverso humano, así que no me debían considerar una amenaza. Estaba divagando ideas aleatorias en mi cabeza sobre la razón de este trato, pero honestamente, no sabía cuál era la razón. Tendría que preguntarle a Nate o a mis padres sobre este incidente o si tenían algo que ver con ello. Después de quedarme y tratar de caminar lo más despacio posible, con la esperanza de que Josh me alcanzara, me di por vencida. Justo cuando iba a empezar a dirigirme hacia el borde del bosque, sentí un brazo rodear mi hombro. El contacto me hizo congelarme. Justo cuando iba a golpear con el codo en el estómago de la persona, escuché a Josh.

—Wow Wow, tranquila bella. Soy solo yo —dijo Josh. Dándome la vuelta para enfrentarlo, lo empujé juguetonamente.

—No te acerques sigilosamente así, ahora mismo estarías en el suelo si no hubieras dicho algo—dije. Él solo rió y levantó las manos en señal de rendición. Me reí y lo empujé. Volviendo a poner su brazo alrededor de mi hombro, salimos.

—¿Qué te tomó tanto tiempo? Había al menos siete personas que vinieron antes que tú, y estabas justo detrás de mí —le pregunté. Josh frunció un poco el ceño y habló.

—No sé. ¡Ese guardia fue un completo idiota! A pesar de que tenía todos mis papeles, el sello de la manada, una invitación a tu manada, e incluso le dije que era el futuro Beta de la manada Blue Moon, simplemente me estaba complicando las cosas —dijo.

¿Qué demonios?

¿Qué pasaba con la patrulla hoy?

¿Eran nuevos o simplemente unos idiotas?

Antes de que pudiera decir otra palabra, escuché mi nombre siendo llamado y de repente sentí cómo me quitaban el aire cuando me abrazaron fuertemente. Pero a diferencia de antes, me mantuve tranquila y reí, envolviendo mis brazos alrededor de quien, sin duda en mi mente, era mi mamá. Su aroma a rosas y miel se filtró por mi nariz, tranquilizándome. Me acurruqué en su cuello mientras sentía sus lágrimas en mis hombros.

—Estás de vuelta, mi amor. Oh, cómo has crecido —dijo mamá. Me desenredé y sostuve sus manos, dándole una gran sonrisa.

—Te extrañé, mamá —confesé.

—Te extrañé, cariño. Todos te extrañamos —dijo mamá, apretando mis manos.

—¿Y yo qué, cariño? ¿Te has olvidado de tu viejo? —escuché decir a papá desde detrás de mamá. Rodé los ojos y reí antes de saltar a sus brazos extendidos, acurrucándome en él.

—Eres tan dramático, papá. Tú y mamá me vieron hace como un año —dije.

—Oye, no te atrevas a contestarme, jovencita. Un año es mucho tiempo sin ver a mi cachorra —donfesó papá mientras me soltaba y ponía su brazo alrededor de mi hombro.

Vi a Josh de reojo, a un lado. Permaneció en silencio con una sonrisa educada, esperando a que lo presentara. Dejé los brazos de papá y acerqué a Josh. Justo cuando se colocó a mi lado, me di vuelta hacia mamá y papá, quienes lucían inquisitivos.

Mamá y papá sabían que Josh y yo éramos mejores amigos, pero no les había dicho que ahora estábamos saliendo. Mis padres siempre fueron muy estrictos en cuanto a esperar a tu compañero y todo eso. Y aunque estuve de acuerdo con ellos, no había nada de malo en salir con alguien si aún no encontrabas a tu pareja, especialmente considerando cómo era nuestra relación con Josh, dudaba que hubiera importado.

—Josh, ella es mi mamá, Lara Evan, y mi papá, Beta Larry Evans. Y mamá y papá, él es Josh, mi mejor amigo y novio —les expliqué, tratando de disminuir la velocidad de mi corazón mientras los presentaba a Josh.

Si estaban sorprendidos, no lo mostraron. Sorprendentemente actuaron como si ya lo supieran. Esperaba una reacción de incredulidad total por parte de ellos, pero ambos sonrieron, estrecharon manos con Josh y le hicieron preguntas sobre él mientras nos dirigíamos al auto que nos esperaba. Incluso en el camino hacia la manada Red Moon, mi mamá y Josh conversaban constantemente. Incluso bromeaban entre ellos. Este día simplemente seguía poniéndose mejor y mejor, pensé sarcásticamente. Sin embargo, todo se olvidó cuando vi que las fronteras de la manada Red Moon se cerraban y en el momento en que cruzamos la frontera, sentí a mi loba agitarse inquieta en mi cabeza. Sacudí la idea pensando que era solo estar de vuelta después de tantos años, pero eso era ilusorio, como siempre.

Justo cuando el auto se detuvo y papá me ayudó a bajar del auto, tres de los aromas más deliciosos se filtraron por mi nariz. El primero a pino y almizcle, el segundo a cedro y almizcle, y el tercero a pasto y almizcle. Los aromas me dieron escalofríos por todo el cuerpo. Luego escuché a mi loba gritar la palabra que había esperado tanto tiempo escuchar.

"Compañero".

Pero mi felicidad duró poco cuando escuché no una, sino tres afirmaciones idénticas, gruñendo:

—Compañera.

Frente a la casa de la manada. Mis ojos se encontraron con las personas que me habían destruido hace casi una década: los trillizos Alfa.