Emma había necesitado varios minutos dentro su auto para poder reponerse de lo sucedido en el elevador con Max. Su celular comenzó a sonar con una llamada entrante, por el número dedujo que era su madre. Se pasó ambas manos por su rostro y pensó detenidamente lo que tenía que hacer, ella no solía perder los estribos. Siempre había tenido la mente clara y decidida, pero en estos momentos todo era neblina. Tomó el celular y deslizó el botón para contestar. —Ya voy en camino. —contestó irritada. —Hace frío, apúrate, por favor, —colgó la llamada y encendió el auto, aquella dos palabras «Por favor» resonaron dentro de su cabeza. Encendió el auto y luego salió del edificio. Estaba a diez minutos de distancia según el GPS de la ubicación donde estaba su madre esperando. A cierta distancia, la v

