Por la mañana, Emma hizo su rutina matutina antes de irse a trabajar, cuando salió de su habitación, se encontró con la sala ordenada, no había nada fuera de lugar, esta se sorprendió al ver que había hecho Elaine su cama y había doblado las cobijas. El olor a tocino le abrió el apetito, pero negó para sí misma. Tenía que marcharse ahora si quería terminar su día a tiempo. No quería volver a salir tarde como el día anterior. —Siéntate, ya está el desayuno listo. —Elaine anunció mirando a Emma que estaba recogiendo el maletín de su portátil y su bolso. —Tengo que irme ahora, desayuna tú. —iba a cruzar para llegar a la puerta cuando Elaine bloqueó su camino. —Lo hice con el corazón, anda, llévate algo en el estómago. —la mujer ya estaba arreglada, excepto por el par de mechones que sal

