El teléfono de mi secretaria no deja de sonar, ¿Dónde mierda está? ¿¡Porque no contesta el teléfono!?
Me levanto molesto de mi silla y lo que me esperaba, mi secretaria no estaba, no le pago para que yo esté contestando el teléfono.
—¡Alguien daño la camioneta del jefe!— mi chofer.
—¿¡Qué mierda dices!?.
—Jef… jefe, lo siento, tiene que ir a seguridad, alguien daño las llantas y …
No lo deje terminar, cualquier hijo de puta que daño mi coche terminara muerto, firmo su sentencia de muerte cuando toco algo mío.
—¡Estás despedida!— le grito a mi ex secretaria.
—Alguien se levantó con el pie izquierdo.
—¡Que te jodan Jasón!.
—¿Por qué estás asi?.
—Alguien daño mi coche.
—Está muerto.
Lo saco del elevador quiero estar solo, entro echando furia a la sala de vigilancia donde se encuentra mi chofer.
—¿¡Qué mierda paso!?.
—Lo… Lo siento, señor Monroe, alguien corto las llantas de su coche.
—Le mostraré las imágenes— dice de inmediato el jefe de seguridad.
Veo como un carro se estaciona en donde debería de estar estacionado el mío, después se baja Keres, esto no pinta nada bien; me acerco más a la pantalla y puedo ver como corta la primera llanta, después la segunda, tercera, cuarta y cuando termina agarra sus cosas y se va como si nada.
¿Se encontrará bien? No debería de hacer eso cuando su salud es delicada, no sé cómo es posible que esa mujer me haga cambiar de humor asi de sencillo.
—Vamos a enfrentarla, llámala— le digo al jefe de seguridad —Llama a una grúa para que se lleve el vehículo— le digo a mi chofer.
Se va a hacer lo que ordeno y me retiro para estar fuera de la vista de ella cuando llegue, quiero ver que hace cuando la enfrenten, basta solo unos eternos minutos para que la vea entrar.
—Señorita Thompson.— dice el jefe de seguridad.
—La misma, ¿En qué puedo ayudarlo?.
—Destruiste las llantas de mi coche— le digo sonando más duro de lo que pensaba.
—Oh, eso, ¿Y?.— ¿no lo va a negar?.
—Señorita Thompson, daño propiedad privada.
—Eran personalizadas.— le digo, porque no lo sé solo se lo digo.
Me mira y sé que me está retando, asi que pongo Play al video de seguridad donde la muestran dañando mi camioneta, cosa que no se muestra sorprendida, el sorprendido resulto yo cuando la escucho reír.
—Ve, ahí me iba a caer, tuve que poner mucha fuerza en esa, no se dejaba.— dice alegremente.
—Cada una, costo un millón y tú vienes y dañas mi propiedad.— ni seguro estoy que costo eso
—Sabes que el lugar no se hace responsable por daño o robo de vehículo mientras que estés en el lugar.— paciencia Elijah paciencia.
—No colmes mi paciencia Keres, esto puede terminar en la cárcel.— la amenazó
—¿En serio?— saca su celular, sin dejar de sonreír —Quiero denunciar un daño a propiedad…
—Deja de hablar— ¡esta loca! —Podemos arreglarnos aquí, para que involucrar a la policía.
—Yo no veo nada que arreglar, diría que estamos a mano, pero— me mira fijamente —Aún falta más.— me dice y mira al jefe de seguridad —Si él llega y se estaciona en mi sitio una vez más, llame de inmediato a la grúa.
—Como ordene, señorita Thompson, pero las…
—Yo me haré cargo— le digo de inmediato.
—Tanto drama para nada.
Ciertamente, esta Keres es una mujer que le falta algo en la mente, como es posible que sea capaz de denunciar su propio crimen a menos que estuviera segura de que yo no haría… Mierda jugo conmigo, caí como un estúpido en su juego, me deje provocar. Pero al menos la miré.
—¿Tenías que hacer eso?— le digo cuando la alcanzo en el elevador.
—Es un elevador privado, ¡Fuera!.
—Hablemos— le digo y quito su mano para que se cierren las puertas.
—La última no término bien asi que no gracias.
—La última vez pasaron muchas cosas Keres.
Detengo el elevador, si la dejo ir sin hablar con ella no me dejará hacer lo que quiero decirle, más bien decir lo que tengo que decir.
—Keres, está bien si quieres desquitarte conmigo, pero no hay necesidad de que pongas en riesgo tu salud, te acabas de recuperar y… ¿Estás escuchando lo que digo?.
—No, ni me interesa.
—¿Estás mejor de salud?.
Me mira y me hace sentir como un tonto, como si fuera un chiste, un puto chiste en su vida.
—No seas infantil, respóndeme— tú empezaste —Llamaré tu atención de otra forma…
La llevo contra la pared del elevador y la beso, no se resistió como pensaba, sus labios son un manjar que jamás pensé que fueran, son mejores de los que soñé algún día, quiero más de ella, joder la cogería aquí mismo.
Me vuelve loco cuando sus brazos me agarran del cuello, la cargo y sus piernas me rodean, mi erección se presiona sobre su cuerpo, provocándome aún más, pienso en las veces que quise hacer eso, no me importa lo que digan, ella es la Keres ¿Cómo está, viva? No lo sé, pero es ella.
—Jódete.— me dice tirando mi celular.
Lo estrella contra el piso y le da una patada para que se quede dentro del elevador.
Me quedo parado desconcertado, ¿Cuándo se movió el elevador? ¿Cuándo saco mi celular?, volteo y miro mi erección, nadie me había dejado asi, Keres, Keres.
Llego a mi piso y le lanzo mi celular a la secretaria.
—Necesito un nuevo celular, cancela todas mis citas y avisa que no tengo celular a todos.
—Estoy…
—¿Me estás contestando?.
—No señor.
—Bien y por favor está en tu lugar de trabajo.
Cierro la puerta y escucho la risa de Jasón.
—Te jodieron— me dice burlándose —Y te jodieron bien ¿Quién te dejo con las bolas azules?.
—La misma que trozo mis llantas.
—¿La misma?— me pregunta sorprendido —Una ella, interesante, te dejo sin llantas, con las bolas azules y está viva— se ríe —Ansió conocerla.
—Largo, no estoy de humor— le digo masajeándome la sien.
—Yo tampoco estaría, no si me hicieran eso, ¿Cómo se llama? Para enviarle unas flores de agradecimiento.
—Se supone que somos amigos— le digo.
—Sí, pero como digo esto no se ve todos los días.
—No sé qué es lo que le pasa, no sé si me encanta o la odio, un segundo está haciéndome perder la cabeza y al otro…
—Hace que se pare la cabeza— me dice riéndose.
—Detuve el ascensor, la bese y cuando menos lo espere, la vi parada frente a mí con mi celular, ¡Lo tiro y se rompió!.
—La amo, es mi ama— me dice.
—¡Cállate!— le grito —Keres me está volviendo loco.
—Asi que estás pagando el karma de la otra Keres.
—Dime loco, pero en serio estoy seguro de que esta Keres es la misma, lo puedo sentir Jasón, cuando la bese me…
—No la obligaste— me dice rápidamente.
—Me correspondió, jamás haría algo para lastimarla— le digo serio.
—Soy tu amigo Elijah, pero ya le jodiste la vida a alguien y no quiero que vuelva a pasar, aquella vez te salvaste, porque ella terminó con su vida y…
—Está viva, ella está viva— le digo conteniendo las ganas de llorar —Fue inhumano lo que le hice, lo sé y jamás olvidaré eso por el resto de mi vida.
Se me queda mirando, se levanta y me sirve un vaso de whisky.
—¿La investigaste?.
—Sí.
—¿Y?.
—Dicen que no es la misma, antes se llamaba Mica, pero conoció a una Keres y se cambió el nombre, sus padres murieron.
—Entonces no es ella, investigaste su vida, te dijeron que no, déjala por la paz, no intentes ver a alguien en una persona que no es.
—¡Pero es ella! Provoca los mismos sentimientos, tienen el mismo rostro, estatura, es ella.
—Tenemos Doppelgänger, todo humano tiene al menos un doble que se parezca a ellos.
—No es su doble, no te parece coincidencia que donde tiene sus tatuajes era donde tenía las cicatrices, mierda hasta tiene una cicatriz en la sien, justo donde… la bala entro, ¿Nadie puede sobrevivir a eso verdad?.
—No Elijah, no cuando quedo como ella.
—La extraño, sabes como quisiera quitarme mi vida y dársela a ella, ella merecía el mundo entero y termine jodiendo su vida, tanto que la llevo a quitársela ella misma.
Tocan la puerta y después se abre, giro mi silla para que no me vean, no quiero que vean que soy un cobarde que llora por haberle dañado la vida a alguien.
—¿Qué pasa?— dice Jasón.
—Creo que alguien clono las tarjetas del señor Monroe.— dice mi secretaria.
—¿Por qué?— le digo y me giro al verla.
—Hablaron para agradecer la compra de una motocicleta personalizada y le enviaron un casco de regalo.— muestra la caja —Y tiene varias compras realizadas en el estado de cuenta.
—Me hubieran llegado notificaciones a mí…
La imagen de Keres de hace unas horas aparece en mi mente, sonriendo mientras dice «Aún falta más».
Busco rápidamente mi billetera, suelto un suspiro de frustración.
—¿Dónde se ejecutó la última compra?— le pregunto.
—Aguarde un momento— checa su iPad —Ahora mismo, compro un par de ¿Zapatillas?— dice confundida —En el centro, en su centro comercial, ¿Las reporto como robadas?.
—No, sé quién las tiene— le contesto —Vamos, tenemos que atrapar a alguien.
—¡Esto se pondrá bueno!— dice Jasón emocionado.
—Actualiza constantemente, quiero que le mandes a Jasón donde fue la última compra.
—Si señor Monroe.