¿Pero qué diantres le estaba pasando a la gente ese día? Esta propuesta me había sorprendido más que el beso de Edrick, y sé que cualquier mujer hubiera dado lo que fuera por un hombre de semejante belleza, fortuna e influencia. Pero había algo que me dejaba pensando. Tampoco yo entendía qué me estaba pasando esa noche, quizá de verdad se trataba del estrés por lo del trabajo y mi madre enferma, que no estaba capacitada para tomar ese tipo de decisiones en ese momento.
—No —dije.
Hablé como si alguien me hubiera propuesto lamer el piso.
—Sería una decisión inteligente aceptar mi propuesta —habló inalterado.
—Pero tú no me amas —señalé.
—Nunca he amado una mujer —contestó como si hablara de qué jabón de baño le gusta más—. Pero prometo hacerlo, talvez no ahora,
