Observé fijamente la pared del hospital psiquiátrico, era un lugar tan familiar que podía sentirme casi bien estando allí mientras Jimmy estaba sentado a mi lado en silencio con un montón de asuntos en los cuales pensar mientras yo solo especulaba al respecto de ellos. Mi mirada recorrió su rostro apenas iluminado por las lámparas de la sala de espera; era perfecto aun preocupado y hundido en sus pensamientos más crueles y caóticos, suspiré y me mordí el labio con ansiedad, una parte de mi quería entrar a esa habitación donde estaba Kayla y hacerla pasar un buen momento, dejando atrás todo este asunto de la enfermedad y sus consecuencias; no es que quisiera entrar a mentirle respecto a lo que le ocurría, pero tampoco deseaba ir y hacerla sentir peor de lo que ya se sentía a estas alturas.

