JAMES.
—Pero solo era la indicada para eso ¿no?
—No deseo seguir con esto Kayla, por favor…
—Solo contéstame Jimmy, jamás me viste como algo más solo alivie el enojo que llevabas dentro ¿no es así?
—No estaba deseando nada más en ese momento Kayla, jamás lo había deseado incluso antes de conocerte.
—Lo sé, solo quería confirmarlo…
—Eso era lo único que podía ofrecerte Kayla, no había más que eso en mi jodido mundo.
—Entiendo Jimmy, pero yo deseaba más… Yo deseaba mucho más de tu parte…– sollozo, mientras se cubría el rostro con las manos.
—Lo lamento, no podía ofrecerte más de lo que tuvimos en un principio, era solo eso. Aceptaste mis términos y mis condiciones gustosa, siempre creí que había mucho potencial en ti para ser mi sumisa y lo hubo porque me dejaste entrenar tu mente, porque parte a una parte de ti le fascinaba eso, formabas parte de mi mundo y…
—Solo era una más de la lista, ¿solo fui eso para ti? – y las lágrimas recorrieron sus mejillas rápidamente.
—Aceptaste todo lo que dije, todo lo que hice contigo, el daño, el dolor y el placer que conllevaba, solo éramos eso, una sumisa y su amo, no había más nada que hacer con nosotros – dije fríamente.
—Me quedé porque creí que podía ser diferente, porque creí que… Que tú podrías llegar a verme más que solo para tener sexo y…
—Sabias a lo que te enfrentabas, no te prometí una relación con amor Kayla, siempre fijé claros los puntos que deseaba satisfacer, siempre fue así…
—Siempre, siempre, siempre…
—Kayla….
—Te agradecí que me salvaras de mis padres, lo hiciste – susurro.
—No, te orille a esto.
—Tú lo has dicho, yo acepte los términos impuestos de no desearlo no lo hubiese hecho…
—Bien.
—Cuando me fui creí que…
—¿Qué? – dije secamente, sus lágrimas habían desaparecido tan rápido como habían llegado.
—Creí que me pedirías que me quedara, que… Que de alguna forma marque tu vida… Y…
—No podía detenerte era tu decisión, estoy convencido que fue realmente difícil aceptarlo, pero sabias muy bien que nada de eso estaba funcionando para nadie.
—Pero…
—Por favor Kayla, solo piénsalo…. Viviste la mayor parte del tiempo complaciendo mis órdenes, atada en un sótano, siendo azotada…
—Me conseguiste un empleo de verdad – susurro.
—Hice cosas que nadie debió de entender en esa oficina.
—Era tu oficina.
—Lo sé.
—Era tu salida a toda esa basura que te rodeaba – y me observo, tenía razón joder…
— Dominar la mente de alguien siempre será la salida fácil para una persona como yo, no era justo.
—¿Se lo dijiste a las otras chicas? – pregunto, pase una mano por mis cabellos frustrado.
—A ellas no las envié al hospital luego de una sesión solo por estar molesto.
—Me cuidaste.
—Y luego te amordace y ate en la biblioteca. Por favor, no busquemos algo bueno de todo esto porque te darás cuenta que, aunque lo intentes no existe nada. Además, cuando te hartaste de todo lo que yo así de contigo, me golpeaste con una de las varas que yo mismo utilizaba para castigarte y entonces, ya no lo soportabas más. Te encerré reviviendo lo que a mí me habían hecho pasar, tú no tenías por qué pagar por eso, sin embargo, lo hiciste porque así lo deseé yo y solo yo. Carajo Kayla, cuando tú no lo soportabas más comencé a ver que ya no me funcionabas, sentía más ira cada vez que deseaba desaparecerla….
—Lo lamento.
—No fue tu culpa, jamás lo ha sido, solo fuiste víctima de las circunstancias; eras joven en un país extraño y huías de tu padre y yo solo…. Me aproveche más de lo esperado.
—No deseaba irme Jimmy, nunca lo desee.
—Fue lo mejor para ti.
—No…
—Ya hemos hablado suficiente de este tema por hoy, trata de descansar – murmuré.
—No te marches – dijo alzando sus ojos azules hacia mí, me encogí de hombros,
—Solo necesitaba saber que estabas bien…
—Entonces, quédate.
—Kayla…
—Sé que ella está aquí, ¿puedo hablar con ella?
—No es una buena idea – dije poniéndome de pie, ella me siguió con la mirada.
—Te prometo que no diré nada – susurró.
—No es…
—Solo un minuto – alguien toco a la puerta en ese momento interrumpiéndome casi de inmediato, el docto Raymond se acercó a la ventanilla.
—Por favor, no te vayas – la observé y el doctor Raymond entro.
—¿Cómo se siente señorita Green? – pregunto.
—Bien – contestó mientras se mecía de nuevo de un lado al otro tarareando una canción.
—Señor Sullivan, debemos dejarla descansar por favor – dijo señalándome la puerta, yo asentí.
—Kayla – tarareo más fuerte mientras se cubría los oídos.
—Creo que su estado de lucidez ha pasado de nuevo.
—¿Cada cuánto se repite?
—Todo el día.
—Bien –, salí de ahí.
Observe la sala de espera, Laurie estaba sentad tensa en los sofás de esta, Lewis la acompañaba mientras leía una revista de medicina, camine hasta ahí y sus ojos grises se clavaron en los míos; se puso de pie a medida que yo me acercaba, Lewis también lo hizo.
—Hola – sonreí mientras la rodeaba suavemente con mis brazos y hundía mi rostro en su cabello castaño.
—Hola – susurró contra mi cuello, Lewis me observó.
—El doctor Raymond sugirió que era mejor dejarla descansar por ahora.
—¿Está bien? – pregunto podía sentir la forma en que su voz temblaba.
—Parece ella misma, incluso más racional solo que…
—Esta confundida – terminó la frase por mí, yo asentí.
—Vamos, solo necesito salir de aquí – murmuré.
—Bien – susurró, me alejé un par de centímetros y besé sus labios, Laurie se estremeció, tomé su mano y el doctor Raymond apareció.
—Le agradezco haberme llamado doctor – dije categórico.
—Era mi deber hacerlo señor Sullivan.
—Llámeme si ocurre de nuevo, estaremos aquí lo antes posible si llegase a ocurrir.
—Muy bien, señor Sullivan.
—Bien, debemos irnos. Gracias por todo – dije extendiendo mi mano hacia él, la tomo y sonrió.
—Gracias por venir señor Sullivan, señorita Wendt lamento verla bajo estas circunstancias.
—Pierda cuidado doctor Raymond, buenas noches – dijo estrechando su mano y la suya.
—Lewis.
—Señor Sullivan.
— Un placer verlo doctor Lewis – y ella sonrió.
—El placer siempre es mío, señorita Wendt.
Volvimos a casa.
*******************
LAURIE
Jimmy me rodeo con sus brazos, hacia unas horas habíamos vuelto del hospital donde Kayla se encontraba y Jimmy tan solo no había querido hablar más al respecto y yo no había insistido en ello porque sabía lo difícil que era toda esta situación para Jimmy, sabía que necesitaba pensar muy a fondo acerca de todo lo que estaba ocurriendo.
El reloj y la respiración constante de Jimmy era lo único que podía escuchar, me concentré en ello por algunos segundos y cerré los ojos; Jimmy hundió su rostro en mi cabello y suspiro. Gire sobre sus brazos hasta quedar frente a él, tenía los ojos cerrados y su respiración había cambiado rápidamente, pase mi mano por su mejilla y abrió los ojos, eran cautivadoramente hermosos solo que, estaban llenos de una culpa aterradora.
—No te culpes – susurré mientras mis dedos delineaban sus labios, me regalo una media sonrisa y cerró los ojos de nuevo. Sus brazos me atrajeron más cerca de su cuerpo, se recostó sobre mi pecho y solo pude pasar mis manos rítmicamente por sus cabellos en silencio.
—No siento culpa – murmuro pasada media hora de un silencio agotador, yo sonreí sin entusiasmo en la oscuridad.
—La situación demuestra lo contrario – dije, él negó con la cabeza.
—Cuando la conocí estaba molesto... Estaba jodidamente molesto y... Solo la utilice para aliviar parte de ello – susurró con voz ronca.
—Pero ella lo aceptó, ¿Verdad? – pregunté luego me arrepentí de hacerlo.
—Sí, lo hizo. Huía de sus padres, no tenía que perder, pero, creo que no midió las consecuencias de ello al final de todo – dijo y sus brazos me rodearon con más fuerza.
—¿Deseas hablar de ello? – murmuré, mientras hacía que me viera a los ojos, pero, no lo conseguí.
—¿Qué puedo decir? Es... Hable con ella acerca de ello, de cómo la conocí... Cree que la ayude, pero no es verdad... Le quité más de lo que le di y ese es el pecado tras toda esta mierda – repuso con sarcasmo, sonreí de nuevo en la oscuridad.
— Antes de que inicie la historia, ¿Ese es el pecado? – él se río, una risa sin entusiasmo y que tan solo se perdió en la infinidad de nuestros problemas.
—Supongo que sí.
—Sí – corroboré, alzo el rostro y sus labios se detuvieron en los míos y los ataco con más furia de la que esperaba, casi dolía, pero no me importó porque sabía que él no necesitaba delicadeza ahora y yo tampoco. Cuando se alejó sus respiración era entre cortada igual que la mía, sonrió y yo acaricie su creciente barba, él beso mi mano.
—En otra ocasión en un momento como este, estaría fallándome a la chica que tuviese en frente sin importarme causarle daño o no pero ahora.... Solo, necesito esto – susurro mientras acariciaba mi mejilla con ternura, beso mis labios suavemente y sonrió contra ellos.
—Gracias – murmuro una vez que se alejó, beso mi mejilla y me cubrió con sus brazos.
***
El teléfono sonó estrepitosamente irrumpiendo en la tranquilidad que me otorgaba el sueño; Jimmy me aplastaba contra el colchón sin dejarme respirar del todo, se movió apresuradamente cuando el teléfono sonó de nuevo cubriendo el silencio. Encendió la lámpara de la cómoda y yo parpadee rápidamente.
—Sullivan – dijo, estaba completamente despierto para haber sido interrumpido tan sorpresivamente.
—Está bien, voy para allá – dijo y colgó el teléfono, volteo y me observo.
—¿Quién era? – pregunte a medida que iba despertando del todo.
—El doctor Raymond – dijo apurado mientras se ponía de pie y buscaba sus pantalones, yo salí de la cama.
—¿A dónde vas?
—Contigo, al hospital – repuse, me observó incrédulo y luego al reloj, 5:23 am, del lunes.
—Descansa Laurie, ya ha sido una noche pesada para ambos como para tener que despertar a esta hora e ir al hospital y tienes que ir al trabajo – dijo ligeramente irritado.
—No me importa. Iré contigo, no voy a dejarte solo ahora – continúe, caminé rápidamente hasta el armario y saqué mi ropa.
—Bien – dijo molesto mientras entraba al baño, me apresuré a vestirme y lo seguí dentro del baño. Luego de unos minutos Jimmy conducía de vuelta al hospital psiquiátrico, me concentré en la ventana y el pasar rápido de los edificios que dejábamos tras de nosotros. Jimmy estaba molesto y no me había mirado desde que salimos de casa, yo tan solo guardaba silencio en el asiento.
Cuando llegamos al estacionamiento Jimmy dejo escapar el aire que contenía dentro, me observo y bajo del auto, lo imite y se unió a mí apresuradamente, tomo mi mano y caminamos hasta los ascensores; una vez que estuvimos en la recepción del hospital, nos dirigimos hasta donde se encontraba el doctor Raymond.
—Señor Sullivan, señorita Wendt – nos saludó.
— ¿Qué le ocurrió? – se apresuró Jimmy, el doctor suspiro.
—A optado por la autoagresión, como ya teníamos previsto – murmura seriamente, Jimmy se puso tenso a mi lado.
—Necesito verla – dijo con seguridad.
—¿Está seguro señor Sullivan? – pregunto indeciso, Jimmy lo fulmino con la mirada y nos condujo hasta el ascensor, subimos a él y cuando las puertas se abrieron caminamos por el pasillo hasta la habitación de Kayla.
—Ahí está, señor Sullivan – murmuro el doctor Raymond señalando la ventanilla con expresión seria, Jimmy me hizo caminar hasta allí, observo la ventanilla y luego a mí.
Kayla estaba en el rincón cerca a la cama, puedo ver los arañazos que recorren su rostro, han sido tratados, pero no del todo, trago notoriamente, y sigo observando. Tiene los brazos llenos de pequeños moretones y unas finas líneas rojas le atraviesan las muñecas y los tobillos y... Entonces me doy cuenta, tiene la sabana de la cama anudada a una pata de la cama y a un tobillo, observo a Jimmy, él la mira con cuidado, sé lo que está viendo porque se pone tenso al instante y se llevaba la mano libre al cabello en su fina señal de frustración. Vuelvo a ver a Kayla, se balance casi imperceptiblemente adelante y hacia atrás y sus labios se mueve rápidamente, pero el sonido no cruza las paredes. Pasea la mirada a todos los lados de la habitación como si estuviese buscando algo... Algo que no se deja ver...
—¿Cuándo ocurrió?
—Hace unas horas – dice el doctor Raymond.
—Bien, ¿cree que tenga posibilidades de hablar con ella de nuevo? – murmura Jimmy fijando su mirada en Kayla.
—No lo creo señor Sullivan puede ser muy inestable en estos momentos. Le administramos más calmantes y ansiolíticos – respondió el doctor.
—¿No es una opción?
— No.
— No puedo dejar que siga con ello doctor Raymond – murmuro sin apartar la vista de Kayla.
—Señor Sullivan es imposible que pueda verla, ella puede agredirlo a usted también.
—Ya lo ha hecho en alguna ocasión doctor Raymond, no puede ser peor que antes – comenta en tono distraído, el doctor Raymond y yo lo observamos.
—Será preferible que no lo haga señor Sullivan.
— No voy a quedarme aquí viendo como se hace más daño...
—Señor Sullivan...
—Cuando le dije que me dije que me llamará si ocurría otra vez no era para quedarme aquí como un estúpido viendo como ella destroza su vida.
—Ella ha comentado que desea verlo, pero tememos que su conducta sea agresiva hacia su persona y...
—Al diablo con eso doctor Raymond. Este maldito hospital funciona gracias a mi dinero, si quisiera tan solo los pondría a todos fuera de esto, pero no puedo porque es usted el único que puede lidiar con toda esta mierda existente.
—Lo sé, señor Sullivan, solo que... Es mi deber informarle que es total y absolutamente una estupidez querer razonar con ella.
—Habló conmigo racionalmente hace unas horas, creo que puedo hacer que lo haga de nuevo.
—Estaré detrás de la puerta con un agente de seguridad.
—Jared mi agente de seguridad está afuera, puede llamarlo si le preocupa tanto esa mierda de mi seguridad – repuso molesto, el doctor Raymond lo observo.
—Pase señor Sullivan – dijo abriendo la puerta, Jimmy me observo y yo asentí sin decir nada, entro y tan solo puede observar de nuevo.