Capítulo 8

1290 Words
Mi hermana me llevó a un estudio de música para ver si era capaz de sentir algo o recordar algo, y si, sentía un deseo enorme por coger una guitarra y hacer algo pero no sabía qué hacer, no sabía cómo empezar,no sabía que hacer que notas dar o cuales no. Cuando tu mente no recuerda nada, es una mierda, no voy a ir de optimista y de persona con grandes esperanzas, porque no las tengo. No recuerdo cosas, no escenas sino sensaciones, se que se dice que hay cosas que por mucho que pierdas la memoria no se olvidan, como montar en bicicleta, que por mucho que estes años sin montar, nunca lo olvidas, yo no se montar en bicicleta, nunca aprendí, me movía mucho mejor en monopatín aunque no niego que eso me causaba muchos problemas por el colegio, pero la cuestión es que por mucho que sepa que hay cosas que una parte de mi mente las haya borrado, sigan en otra, no tengo ganas de probar, no tengo ganas de intentarlo y sentirme mal al ver que eh perdido ese talento, me niego a que eso pase. Mi hermana se veía muy feliz, tocando la guitarra y jugando un poco con las notas, se que ella disfrutaba de la música de una forma que pocos personas entenderían, era como si fuera algo que salían de ella, como un tercer brazo o no se, algo que fuera demasiado natural en ella, natural y mágico, creo que poca gente podía entender esto, pocos iban a poder entender lo que era que algo te llenara tanto que hasta al respirar te salía, estaba feliz de que mi hermana hubiera encontrado su pasión, lo que le llenaba sus días pero estaba celoso de yo no poder recordar que era la música para mi. —¿Quieres intentarlo?—me pregunto mi hermana. La mire. —Necesito algo de aire—le dije para salir del lugar, camine por el pasillo demasiado nervioso, no sabía por dónde ir, no sabía a qué dirección ir pero necesitaba aire fresco para no caer en un estado enorme de ansiedad. Camine por los pasillos deprisa y vi una puerta que ponía salida, se que sería una salida de emergencia pero a algún lado llevaría, y en este momento lo que necesitaba era irme lejos de donde estaba la gente para no tener que explicar mis pensamientos, me acerque a la puerta pero no se abría. —Solo se abre cuando hay una emergencia—escuche una voz detrás de mí. Me gire y vi a Lia, vestida demasiado mona, con una camisa rosa y una falda negra, demasiado mona, para que mentir. —¿Necesitas aire?—me pregunto. La mire sorprendido, era como si me conociera casi mejor que yo, como si supiera lo que necesitaba solo con mirarme a los ojos, o quizás es que conocía esta sensación, no se porque razón sentía un enorme vínculo con esta chica, no se porque y no se si temerle o estar agradecido pero ahí estaba. —Si—dije con cierto temor. Ella me hizo un gesto con la cabeza para que la siguiera, y eso hice, en silencio la seguí a donde ella me tuviera que llevar, subimos a un ascensor y en silencio ella metió una llave en el mando donde se decía a donde indicamos al piso que querías ir, para ser sincero estaba demasiado perdido a donde me iba llevar o cual era el objetivo de todo esto, pero esperaba no terminar muerto. Unos segundos desùés el ascensor se abrió y abrió en una especie de hermosa terraza en lo más alto del edificio con flores y asientos. —¿Qué es esto?—pregunté mientras caminaba para sentarme en uno de los asientos. —Zona verde—me dijo y la mire sin entender nada—Es una iniciativa para prevenir el cambio climático, poner zonas verdes con placas solares y esas cosas para intentar usar energías renovables—me explico y la mire. Mire al frente para ver todo Londres, estaba demasiado nervioso, sin saber como respirar o que hacer. —No deberías estresarte—me dijo y la mire sorprendido—Nadie te va pedir que hagas algo que no quieres—me dejo claro. La mire. —No recuerdo porque amo la música—le confese y ella me miro. —¿Tienes el sentimiento de que la amas?—me pregunto. Mire al suelo pensativo, había algo, algo en mi que me llevaba en todo momento a coger una guitarra o a cantar, una conexión o algo en mi cerebro que me llevaba a ello, a querer cantar y agarrar la guitarra, no se si era mi cabeza u otra parte de mi cuerpo pero algo me llevaba con gran intensidad a ello. —Si—deje claro. Ella se sentó a mi lado. —La mente es parte de nosotros, pero no lo es todo—me dijo y la mire. —Creo que la mente es importante—le dije, y ella me miro—Los recuerdos nos hacer ser quien somos—añadí y ella rió. —Tú eres quien eres por lo vivido, por mucho que no recuerdes dos años o tres de tu vida, eso no hará que cambies radicalmente, solo hará que no puedas seguir una o dos conversaciones y no veo nada de malo en eso, podrás crear los recuerdos que quieras, si te preguntan porque amas la música podrás crear historias diferentes cada vez y quedarte con la que más te guste—me dijo. La mire atento sin saber cómo se podía tomar las cosas tan bien. —¿Como puedes tomarte las cosas tan bien?—le pregunté. Ella me miro en silencio. —Nací con una cardiopatía, la positividad y la esperanza era lo único que me mantenían viva—me explico. La mire sorprendido. —No parece que tengas una cardiopatia—le deje claro. Ella me miro. —Ni tú parece que tengas amnesia—me respondió haciéndome reír—Las apariencias engañan—me dijo. La mire y pase mi mano por su pelo. —Engañan demasiado—comente y ella me miró. —Debes dejar de pensar y hacer lo que el cuerpo te pida, lo más seguro es que así recuerdes—comentó. ¿Hacer lo que sentía? En estos momentos mi única sensación eran las ganas que tenía de besarla, nada más pero eso era peligroso ya que no se como se lo iba tomar, en su caso quizás yo pegaba a la persona que intentaba besarme, aunque no estaba demostrando desagrado así que podía dar un paso más y ver que pasaba, aunque la voz de la chica misteriosa no dejaba de retumbar en mi mente, aunque quizás esa chica jamás aparecería, y Lia estaba aquí y ahora, me acerque a ella como para besarla y ella no se movió, no rechazó el acercamiento. —¿Qué vas a hacer?—me pregunto. La mire. —Seguir tu consejo—le dije y ella se limitó a darme una sonrisa como de aprobación a lo que quería hacer. Me acerque más a ella con el enorme deseo de besarla. —Shawn—gritó alguien entrando a la terraza, evitando así que nos besaramos pero tenía claro que esta no iba ser la última vez que lo iba a intentar, quizás ella tenía parte de razón y haciendo cosas recordaba cosas, no cosas que mi mente me decia sino mis sensaciones. Me levanté para ver a mi hermana enfrente nuestra. —¿Interrumpo algo?—pregunto ella. Miré a Lia y ella se limitó a darme una sonrisa.
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