— ¡Signore, su moglie está aquí! (Señor, su esposa está aquí!) — Habla ella, ahora entiendo algunas cosas en Italiano, por las películas y por vivir con Henry y el señor Rodolfo, pero pronto empezaré a dar clases de italiano y de tiro, Henry aún no lo sabe. — È chiaro. (Está claro. ) — Habla y cuelga el teléfono, me mira fijamente. — ¡Por aquí, señora McNigth! — Señala en dirección al ascensor que estaba justo detrás de su mesa. — Gracias. — Le doy una sonrisa, veo que está avergonzada y me meto en el ascensor. Ella solo asintió con la cabeza. Segundos después, la puerta del ascensor se abre y encuentro a Henry en la puerta, esperándome. — Mia ragazza. — Dice, me toma del brazo y me besa. — Qué agradable sorpresa. — Salgo de su abrazo. — Estaba de paso y decidí visitarte y traerte un c

