Las vi irse, la morena se fue a toda prisa, incluso pensé que volvería a tropezar.
Pasé a la siguiente clase, para ser honesto, no me saqué de la cabeza a Navarro, necesito averiguar todo sobre ella.
***
Tan pronto como terminé las clases fui a la cafetería de la universidad.
Pedí un sándwich natural y un zumo de naranja.
— Permiso. — Una rubia, delgada, ojos negros, cabello hasta los hombros, me habló.
— Cla... Por supuesto. — Ni siquiera esperó mis respuestas y ya estaba sentada.
— Mi nombre es Britney Veg. —Sonríe, y apoya los codos sobre la mesa, mostrando aún más sus pechos.
— Henry M...
— Ya sé quién eres, soy tu alumna, pero hoy no fui a tu clase. — Habla jugueteando con su pelo.
— ¿Y a qué se debe el honor? — Respiro hondo y trato de no perder la paciencia.
— Habrá una fiesta hoy, en una de las discotecas…
— No, gracias. — Esta vez soy yo quien la interrumpe.
— Ni siquiera me dejaste terminar.
— No hay necesidad.
— Todos los estudiantes estarán allí. — Ella hace un guiño extraño, si todos los estudiantes estarán allí, probablemente Navarro también.
— Voy a pensarlo.
— Dame tu número. — Ella sonríe una vez más, y comienza a ajustar su escote. — No hace falta, ya lo tengo. — Estoy incrédulo con su respuesta, ya que ella ya tiene mi número.
—¡¿Que ya lo tienes?!
Se levanta y se acerca mucho.
— Claro que sí, guapo. — Y me da un beso en la mejilla, qué chica, ¿eh? Y se aleja.
Terminé mi almuerzo y fui a la estación de policía.
Conocí a todos los funcionarios, revisé algunos casos y tenía muchos casos atrasados. Qué desorganizado es Thiago.
— ¡Puede entrar! — Respondo en cuanto alguien llama a la puerta.
— Discúlpame, Henry.
— Siéntate, Guillermo. — hablo, señalando la silla.
— ¿Cuál es la urgencia?
— Necesito que averigües todo sobre una alumna de Thiago.
— Hmm, ¿cuál es su nombre?
— No tuve tiempo de averiguar, sólo sé el apellido, que es Navarro.
— Está bien. — No me replica, pero se confunde.
— ¿Algún problema ?
— No, en realidad... — Frunce el ceño. — Nunca me pediste este tipo de servicio, al menos no en persona.
— No quiero que sepan quién soy realmente. — Siempre tuve mis secuaces para hacer y descubrir todo lo que quiero.
— De acuerdo. — Saca su tablet y hace una pequeña investigación. — Es Liz Navarro, tiene 21 años y vive en el condominio L'Bella. — Este es el condominio donde vive mi esposa, o sea, por ahora no podré ir allá. — Ah y su nombre está en la lista de una discoteca, la fiesta es hoy.
— A ver qué más puedes averiguar, y mándame todo.
— ¡Ok, hasta luego, Henry! — Guillermo habla y se dirige hacia la puerta.
Tengo que ir a ese club. Sorprendentemente, conozco al dueño.
— ¡Henry McNight! ¡Cuánto tiempo!
— ¡Y sigues igualito, John! — Reímos.
— ¿Estás en Nueva York?
— ¡Sí, llegué hace unas horas!
— Hay una fiesta en mi club hoy. Ven, hablemos. — Era todo lo que quería.
— Claro que sí.
— ¡Hasta luego!
— Hasta más tarde. — Con John todo es divertido, era mucho mayor que yo, fue el padre de Eric quien nos presentó, tal vez él sabía algo.
***
Llego a casa, me doy una larga ducha, me pongo una camisa blanca que resalta mis músculos y jeans negros. No veo la hora de ver a Navarro, ya se me prendió la polla de sólo pensar en ella. Me dirijo al garaje y decido conducir mi BMW deportivo n***o.
***
No tuve que hacer la fila, los guardias de seguridad ya me conocían. John ya me estaba esperando.
— Henry, cómo te extrañé. — Me abraza. — ¿Cómo está tu papá?
— Está bien, vine aquí por negocios.
— Entiendo. — John ya había estado en la mafia, dejó su puesto después de casarse, para algunas personas era más fácil salir de ahí. Ojalá tuviera esa suerte. — ¿Cuánto tiempo te quedarás en la ciudad?
— Aún no lo sé, estoy en el lugar de Thiago.
— No me digas que... — John se pone blanco como un papel, no sé si eso fue posible, porque ya era blanco, con varias marcas de expresiones, canas, era mucho más bajo que yo , debería tener 1,65 metros de alto, siempre vestía un traje n***o.
— No, lo operaron de emergencia. Aproveché para ver el caso de Eric. — Tomo un descanso.
— Ni me digas Henry, ¿no obtuviste ninguna pista?
— Son muy vagas, al menos quería encontrar su cuerpo, darle un velatorio digno.
— Lo siento mucho.
— ¡Henry! — Me llama la atención una voz fina y aguda, ya sabía quién era.
— Señorita …
— ¡Britney Veg! — Ya me dio dos besos, uno a cada lado de mi cara.
— Hola Bri.
— Hola John, ¿cómo estás? No sabía si ya se conocían.
— Henry y yo somos viejos amigos.
— ¿Viejo? — Ella enfatiza la palabra y contengo una carcajada. John es mucho mayor que yo.
— Con permiso.
— Por supuesto, John. — Me fusila con los ojos, no le gusta que lo llamen viejo.
Se sentaron ella y algunas otras chicas en esa mesa. Era grande, tenía sofás aterciopelados en rojo y n***o, eran muy cómodos, había un pole dance, y algunas de las chicas que estaban allí, bailaban en él, se turnaban.
— Qué sorpresa verte aquí. — Empieza a juguetear con el botón de mi camisa. Huele bien, pero no me “inspira”, y mucho menos a mi polla.
— Yo también estoy sorprendido. — digo, quitando las manos del botón de mi camisa.
Camino hacia la barandilla y observo, para ver si puedo encontrar a Liz.
— Mira, Henry, yo sé separar lo profesional de lo personal. — Me giro para mirarla, cada vez estoy más seguro de que no es mi tipo.
— Mira Britney, no me tomes a mal, pero ... — Antes de que termine la frase me da un beso.
— No fue intencional, nos traeré un trago. — Ella no espera mis respuestas y se va.
Me doy la vuelta de nuevo para ver el movimiento, la barra estaba llena y nada de Liz, la pista de baile no era diferente. Mirando rápidamente, encontré a su amiga la pelirroja que estaba con ella hoy temprano, y a su lado estaba ella.
Con un vestido azul, todo escotado, corto y redondo y con la espalda toda abierta hasta la cintura, con un tacón que realzaba aún más su trasero y sus curvas. Ya estaba excitado solo de verla con esa prenda. Por unos segundos, nuestras miradas se cruzaron.
Hay un tipo acercándose a ella, cierro los ojos y mi puño. Le pasa un trago, de un solo sorbo ella seca el vaso, el tipo aún le susurra algo al oído.
¡Qué mierda es esa!
— Aquí está mi guapo. — Esa chica otra vez, ya me había olvidado de su existencia.
Tomo el vaso de su mano, me siento satisfecho cuando pruebo el whisky, al menos acertó en la bebida.
— Vuelvo enseguida, mi guapo. — Intenta besarme, esta vez soy más rápido y la esquivo.
Ella sale de la cabina.
Decido buscar a Liz, busco por todos lados en el club, ella está bailando, ella es tan ligera que empiezo a excitarme. Comienzo a imaginarme rasgando ese vestido, ni siquiera parece un vestido, sino un trozo de tela.
Salgo de mi ensimismamiento cuando veo a un chico acercándose a ella, comienzan a bailar juntos. Demasiado juntos, ella se está frotando contra él.
Me hierve la sangre, tengo ganas de darle un puñetazo en la cara a ese maldito, quién se cree que es. Nadie va a tocarla mientras yo la desee.