— Haré que mi abogado se ponga en contacto con el tuyo. — Habla y se acerca a mí, me giro de lado, abriéndole paso para que salga de la cocina.
Escuchar esas palabras hizo que mi corazón se rompiera, “Le pediré a mi abogado que se ponga en contacto con el suyo”.
Un torbellino de sentimientos se me vino encima.
“No voy a llorar, soy fuerte”, murmuré para mis adentros.
Oigo un claxon, voy al salón y Henry ya se había ido, salgo del chalet y había cinco coches.
Había unos quince hombres fuera de los coches, uno sostenía la puerta y me hizo un gesto para que entrara.
Nada más entrar, vi que Henry también estaba en el mismo coche que yo.
— En unas horas estarás en casa. — Dice que en cuanto me siento a su lado, el conductor o el guardia de seguridad, no sé lo que eran, sólo sé que uno
