— No puedes hacer esto conmigo. — Estaba desesperada. — Nadie sabe que estoy casada. — ¿Y por qué no ? — ¡¿Sería demasiado hipócrita de mi parte exigirle eso?! — ¡No entremos de nuevo en esta discusión! — Empieza a alterarse. — ¡Liz, lo siento! — Solo quería borrar todo lo que le había hecho. — ¿Lo sientes ? ¿Crees que disculparte conmigo solucionará algo? — ¿Qué quieres que haga? — No pude evitarlo, me levanté y comencé a caminar hacia ella. — ¡No te acerques más! — ¿Por qué, Liz? — Con toda delicadeza apoyo su frente en la mía, siento tu cuerpo vibrar con mi tacto. — Respóndeme. — Ella no dice nada. Finalmente, la beso y para mi sorpresa, ella me lo devuelve. Sentí que me necesitaba tanto como yo la necesitaba a ella. Vi una vena en tu cuello palpitar, y comencé a besarla allí

