— No hay problema, ¿podemos disfrutar primero de este fin de semana juntos? — Ya me imaginaba lo que quería, sé que es demasiado joven para casarse, y seguro lo quiere mantener el secreto. — Por supuesto, sólo tengo que avisarle a Sandra. — Ya sabe que estás conmigo. — Y mis ami… — Le pedí que se inventara alguna excusa para ellos. — La interrumpo, antes de que termine la frase. — Bien, Señor McNight. — ¿Podrías encontrar una forma más cariñosa de llamarme? — Hace una mueca de sorpresa y, por supuesto, me río de la situación. — No debes tener miedo, pequeña. Decido preparar nuestro almuerzo, hago lasaña, es uno de los platos que mi madre me enseñó a preparar, tuve la suerte de disfrutar de este tipo de momentos con ella, aunque era joven, siempre me gustó cocinar y ella siempre me a

