Prólogo

542 Words
La vida tiene una forma peculiar de desgarrarte el alma y destrozar tus planes en un solo instante. Lo descubrí con un golpe directo, un sobre que no esperaba y una noticia que cambió el curso de mi existencia. La habitación del hospital se sentía fría, tanto como el aire pesado que se apoderaba de mis pulmones al ver las facturas médicas. La enfermedad de mi madre había estado desgastándonos lentamente, y ahora esas cifras en papel eran una cruel confirmación de nuestro sufrimiento. El doctor, con su tono aparentemente indiferente, me recordó nuestra realidad sin piedad alguna. —Si no se abonan estas facturas, lamentablemente, tendremos que suspender el tratamiento para su madre, señor Mirallegro. Era una decisión que me destrozaba por dentro. No había riqueza que pudiera solventar la montaña de deudas acumuladas. Me hallaba en el abismo, sin opciones claras y con el corazón destrozado. —¿Sabes? Tengo entendido que la familia Sandemetrio se encuentra en busca de personal para atender a la única hija del viejo amo. Sé bien que tú eres enfermero y fisioterapeuta, creo que es una buena oportunidad para que puedas solventar los gastos que te ha acarreado la enfermedad de tu madre. —¿En serio? ¡Claro! Deme la dirección para ir de una vez. La majestuosa mansión de los Sandemetrio me dejó atónito al llegar. No era una asistente quien me recibía, sino el mismo señor Sandemetrio, con una mirada que evaluaba cada uno de mis movimientos, al igual que su hijo. —Señor Mirallegro, estamos buscando enfermeras para mi hermana Colette. No enfermeros con… ¿Cómo decirlo?… habilidades no requeridas para este puesto — explicó el joven amo Sandemetrio, observando con ceño fruncido. —Mis disculpas, joven amo Sandemetrio. Permítame demostrarle que soy el candidato ideal para este trabajo —respondí, esforzándome por mantener la calma y confianza en medio de mi actuación improvisada, una que dejaba atrás toda masculinidad. Víctor, el hermano de Colette, se encontraba allí, observando la escena con una mezcla de sorpresa y diversión en su rostro. —Bueno, señor Mirallegro, parece que tenemos una personalidad bastante… llamativa para el puesto —comentó Víctor con una sonrisa burlona. Me sumergí en mi actuación más estrafalaria y teatral, convirtiendo cada tarea de evaluación en un espectáculo digno de una comedia. Mis movimientos adquirieron una delicadeza exagerada y mi lenguaje corporal parecía haber sido pulido por años en los salones de la alta sociedad. —¿Le gustaría tomar una pausa para una taza de té, señor Mirallegro? —preguntó Víctor con una ceja alzada, apenas conteniendo la risa. —¡Oh, por supuesto, querido! El té es la medicina para el alma, ¿no lo crees? —respondí, exagerando cada gesto con una sonrisa radiante. Para mi sorpresa, mi actuación extravagante pasó las pruebas con gran aceptación. Víctor apenas podía contener la risa mientras el señor Sandemetrio asentía, mostrando una pequeña sonrisa. — Espero que esté disponible para comenzar mañana a las 7:00 a. m., señor Mirallegro. Bienvenido a nuestro equipo — dijo el señor Sandemetrio, con una mezcla de sorpresa y aceptación en su voz. Asentí con gratitud, agradeciendo esta inesperada oportunidad que podría ser la clave para salvar a mi madre y a mí mismo.
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