Había conseguido pasar de incógnito eludiendo a la prensa lo cual resultaba bastante difícil siendo ella, porque incluso con una gorra de béisbol y una camiseta simple y un jean de mezclilla ella se veía cara (con clase). No podía evitarlo, era como que lo llevaba innato en la sangre.
Así que hasta ahora había podido evadir cualquier flash de un paparazzi casi de milagro...no sabía por cuánto tiempo más podría pasar desapercibida. Había sido de mucha ayuda el haber conseguido un Airbnb privado en una zona cercana al Soho, de manera tal que estaba bien ubicada y al estar por fuera del circuito de los hoteles caros creía que era más difícil que se filtrara información. Aparte para la reserva uso el apellido de soltera de su madre.
Había podido averiguar mucho más acerca del conde, por ejemplo que su condado se encontraba en Essex. Había averiguado también que tenía una novia que se llamaba Emily Langley que era una prima lejana del conde y se conocían desde pequeños. Se sentía una stalker pero no podía evitarlo, cuánto más investigaba acerca del conde, más se obsesionaba con él.
Por alguna razón estaba completamente enfocada en conocer más acerca de la historia de su vida, no sabía por qué pero necesitaba saber más de ese hombre a como diera lugar.
A través de contactos en común pudo obtener la información acerca de un cóctel de beneficencia al cuál el conde asistiría.
Era para la lucha contra el cáncer de mama, primero se iba a hacer una subasta y luego el cóctel. Sería en un lugar cercano a donde ella se encontraba.
Para la ocasión se puso un vestido de lame dorado manga larga con un escote de buche que seguía hasta la espalda hasta la altura de donde comenzaba su cola. Era muy atrevido y completamente al cuerpo, largo y con un tajo.
El cabello para la ocasión lo llevo recogido y como accesorios solamente se puso un par de aros grandes también en color dorado y el maquillaje acompañando el atuendo, las pestañas infinitas. Y unos stiletto n***o también más un pequeño sobre haciendo juego, ambos de YSL.
A pesar de haber llegado más o menos de incógnito, algunas personas la iban reconociendo. A la mierda su bajo perfil, pensó. Las personas ahí se sorprendían cuando miraban a la modelo allí. Sabía que a partir de ese momento seguramente se filtraria la información de que ella estaba en Londres lo cual no le causaba ninguna gracia. Pero bueno era el precio que tenía que pagar si quería lograr su objetivo de atraer al conde hacia sus fauces.
Así que entró al evento. Empezó a socializar, tomo una copa que le dieron de una bandeja hasta que finalmente lo diviso entre la multitud. Ahí estaba parado, de smoking impecable y atractivo. Junto a él una mujer un poco más baja y delgada, con un vestido de tiras n***o largo y el cabello completamente recogido y tirante. Era el epítome de belleza fría inglesa. La clásica rosa inglesa a la que a través de los siglos le habían dedicado poemas.
Con su copa en la mano se acercó hacia dónde estaba la pareja charlando alegremente con otra pareja un poco mayor.
—Hola Philip qué gusto verte aquí —le dijo ella sonriente, la copa en una mano e inclinando la cabeza en señal de reconocimiento.
Philip cuando la vio se puso un poco pálido o eso le pareció a ella por lo menos. Su rostro cambió y se tornó bastante serio, también trabó la mandíbula perfecta que tenía.
—Chiara, que agrado verte aquí— le dijo sonriendo falsamente. Si bien lo conocía poco había aprendido, en ese poco tiempo, a reconocer sus gestos.
—No sabía que ibas a venir para Inglaterra.— le dijo.
Ella mintió abiertamente mientras sonreía
—Es que me surgieron unas ofertas laborales...—respondió y dio un sorbo a su copa clavándole los ojos.
La pareja mayor que estaba junto con el conde y su novia, puntualmente el hombre de la pareja le dijo
—Yo a usted le veo cara conocida.—
Ella aleteo las pestañas seductoramente y se inclinó hacia el hombre mientras le daba la mano, que él beso. Ella le sonrío de forma deslumbrante
— Quizá sea porque soy la modelo Chiara Ferrante.—
—Ahhhh, de las familia Ferrante de Italia. Milán no?-
—Sí sí, son mi familia. Mi padre es Gianni Ferrante efectivamente— su padre era sinónimo de riqueza y buen gusto. Era como un Armani pero con alcurnia.
—Un gusto tenerla con nosotros— completó la mujer del hombre con un poco de sequedad, no parecía muy sincera. Tomo el brazo de su marido y agregó —sí nos disculpan, debemos seguir saludando a los invitados.—
Por lo visto eran los anfitriones de la fiesta así que quedaron a solas Chiara, Philip y su novia Emily.
—Hola un gusto —le dijo Chiara tendiéndole a la mujer la otra mano.
—Emily Langley— le dijo ella con frialdad. Extendió su pálida mano, que hacía juego con ella pues estaba congelada —La novia de Philip— agregó la joven con una sonrisa triunfante.
Por dentro Chiara pensó que le duraría poco esa sonrisa.
Philip se veía claramente contrariado.
—¿Y ustedes de donde se conocen?— consultó Emily con curiosidad.
—Coincidimos en Texas, en el rancho de unos amigos y nos hicimos mmmmm...como decirlo.... cercanos, ¿ no caro? —dijo Chiara devolviéndole a la mujer la sonrisa de forma traviesa, acercándose a Philip.
—¿Cercanos?— repitió Emily alzando una ceja y mirando a Philip extrañada.
—Lo que quiere decir Chiara es que hicimos una relación amistosa nada más— dijo mirándola fijamente, si las miradas mataran Chiara se habría muerto ahí mismo. Pero esta amplió más su sonrisa.
—Sí claro— dijo ella aún sonriente —somos íntimos amigos.—
Todo rastro de sonrisa se esfumó del rostro de la pobre Emily.
—Con permiso, voy al tocador de mujeres— dijo y se retiró furiosamente. Si es que una noble inglesa fría como un tempano podía demostrar su furia ante la presencia de terceros.
En ese momento Philip tomó el brazo de Chiara y la arrastro hacia el balcón.
—¿¡Pues qué mierdas haces aquí!?— le dijo furico, sus ojos lanzaban dagas.
Ella intento soltar su brazo y puso cara de inocente.
—Me lastimas— le dijo y él la soltó.
'Si, tenía ganas de lastimarla. De darle unas buenas nalgadas que evidentemente su padre no le había dado, ni le enseñó que no es no en ningún momento', pensó Philip odiado con toda la situación.
Ella se frotó fingiendo que le dolía cosa que no era cierta.
—Vine aquí invitada igual que tú, no sé porque me tratas así...ni porque tu sorpresa.— ella se hizo la sorprendída.
—Chiara, tú y yo sabemos que no has venido aquí simplemente por casualidad, no me tomes por idiota.—
En ese momento ella le dedicó una sonrisa qué dejó ver todos sus dientes. 'Por cierto tenía una dentadura muy hermosa si es que podía considerar hermosos a un conjunto de dientes.' Notó Philip, a su pesar.
—Nada. Solo vine a Londres por trabajo...me enteré que estaba este evento y aproveché para venir a hacer sociales, lo de siempre — dijo ella acercando su mano peligrosamente a la mejilla de Philip para acariciarla. El tomó la mano de ella con fuerza antes de que pudiese tocar su mejilla. Ella ante esta actitud de él sonrió nuevamente.
—Ay caro, con esta actitud que tienes de macho renuente no engañas a nadie... tú y yo sabemos cómo va terminar esto.— aseguró Chiara
—De ninguna manera— la cortó él — Yo tengo novia y ningún interés en ti.— afirmó.
En una maniobra que él no vio venir, ella se acercó y apoyo su mano en la entrepierna de Philip sin que este pudiera detenerla.
—Me parece que tienes que comunicárselo a tu v***a— le dijo ella soltando una risita sincera.
Philip estaba duro como una roca ante la presencia de Chiara, él no podía evitarlo. La maldita mujer era hermosa y claramente que su cuerpo respondía.
Pero eso no significaba que el conscientemente quisiera estar con ella y eso era evidente, solo que ella no lo entendía.
El sacó la mano de ella de su entrepierna y la soltó. Luego le habló siseando:
—¿Qué quieres que te diga?¿ que eres hermosa? ¿que mi cuerpo reacciona ante ti igual que seguramente el 90% de los hombres heterosexuales que conoces o has conocido en tu vida? eso tú ya lo sabes. No tengo que decírtelo.—dio un paso hacia atrás — no importa como responda mi cuerpo yo no quiero estar contigo y me parece que te está costando entenderlo, cara — dijo con sarcasmo.
—Si no quisieras estar conmigo, ni tener otro trato conmigo, no estaríamos teniendo esta charla querido.— le respondió ella certera.
Ella se anotó un punto con eso. La verdad era que tenía razón. Él estaba dandole su tiempo valioso y explicaciones a una mujer que en apariencia según él, no le interesaba.
Sus actitudes para quién pudiera dar cuenta de lo que ocurría desde afuera no sé condecían con lo que decía.
Y eso fue lo que Chiara puso en palabras sencillamente.
Se acercó a él que se echó aún más hacia atrás, si era posible. Y le murmuro:
—No importa lo que hagas o digas, tú y yo sabemos que tarde o temprano terminarás en mi cama— dicho esto se dio media vuelta y se retiró dejándolo solo, erecto y confuso en el balcón terraza de esa casa.