Y sobre todo… ¿cómo lidiar con el daño que esa imagen le había causado a Luciano? La noche cayó con un aire denso, sofocante. El cielo se oscurecía con rapidez, como si la ciudad también quisiera esconderse de tantas verdades envenenadas. Linda conducía de regreso a la mansión, rumiando sus sospechas, maldiciéndose por no haber hablado claro con Luciano. Las luces del tablero del auto se fundían con la sombra de sus pensamientos, creando una atmósfera opresiva. ¿Cuánto tiempo más podrían sostener esta tensión antes de romperse? Aparcó su camioneta en la entrada, y en medio del jardín, un gato callejero merodeaba con indiferencia. El animal se estiraba con una calma burlona, ajeno a los dramas humanos, a las traiciones, a las dudas. Apagó el motor. Y entonces la vio. Rebeca. De pie ju

