Hayes estacionó su auto frente a la casa de sus padres y se quitó el cinturón de seguridad antes de tomar su teléfono celular de su bolsillo, revisando inmediatamente sus mensajes en el chat de su querido y asombroso cuñado, a quien le había pedido que tuviera un ojo sobre Theo mientras estuviera en el hospital con Alex alrededor. No era que no confiara en su pequeña cosita, por supuesto que no se trataba de eso, era incluso imposible para él el tan solo imaginar a alguien tan dulce, divertido, un tanto inocente y juguetón coqueteando con otros, no cuando aquellos bellos y grandes ojos de bambi le contemplaban con un brillo especial cada vez que se encontraban, uno que iba creciendo más y más. Y j***r si no era hermoso apreciar el amor en aquel lindo verde grisáceo, su lobo aullaba feliz

