A las orillas del bosque, los integrantes de la manada Miller estaban formados en un gran círculo donde dos lobos se encontraban en el centro, dispuestos a pelear. Quitándose el arma, su placa y su teléfono celular, Hayes Miller se acercó a su padre y se los entregó. —Descuida, todo terminará en un simple parpadeo —aseguró el alfa a su preocupada madre. —Sé que es algo a lo que debería de estar acostumbrada, pero no puedo ver a mi pareja o a mis propios hijos luchar cuando sé que el peligro de muerte es válido —expresó angustiada. —Ve a esperar a casa, cariño —pidió su esposo. Suspirando, la mujer asintió—. Suerte, hijo —pronuncio antes de retirarse al interior de su hogar. —No me gusta esto —anunció August sin quitar sus ojos del oponente—. ¿Por qué escoger la forma humana? Eres más

