Theo tocaba distraídamente sus labios con suavidad mientras observaba el oscuro techo de su habitación, esperando volver a escuchar el chillido de la cama o los gemidos de su hermana. Era tan patético. Se sentía tan idiota. Por alguna razón, cuando Hayes se había puesto todo gruñidos y mirada pesada en aquella tienda de muebles con Reizor coqueteando descarada e insistentemente con él, su corazón tontamente se agitó con esperanza, aún más después de que los sacara de la tienda prometiéndole un bastón mejor y hecho especialmente para él. Sí, su débil corazón de pollito le ilusionó haciéndole pensar que Hayes Miller había estado celoso, mientras que su parte racional le recordaba que solamente estaba actuando como un hermano mayor protector desde que estaba saliendo con su hermana, lo c

