Poco a poco, Theo comenzó a recuperar la consciencia y soltó un dulce sonido frustrado mientras apretaba sus ojos cerrados con fuerza, deseando seguir durmiendo para continuar con su agradable sueño. Uno, donde Hayes había terminado con su hermana y había ido por él, declarándose en su sala de estar. Si, ese había sido un agradable sueño y lo prefería mil veces, a las horribles pesadillas que habían estado acosando su mente desde que se había alejado. Si en sus sueños podía ser feliz, preferiría vivir de ellos, al menos ahí tenía al sheriff a su lado, amándolo como tanto había deseado. —¿Por qué tienes una arruga en tu frente tan pronto en la mañana, bebé? —preguntó una ronca voz. Theo gimió ante el sonido y buscó más del agradable calorcito. Contemplando a la pequeña cosita práctica

