Cuando Hayes despertó, se sintió mucho mejor a los pasados tres días. Cualquier cosa que le hubiera dado Nolan, había funcionado mejor de lo esperado, ya se sentía como él mismo otra vez. Bostezando, intentó girar sobre su costado y se detuvo a sí mismo cuando fue consciente del agradable calorcito apegado a su lado, así como el cuerpo pequeño de quién provenía. Abriendo sus ojos, bajó su cabeza y contempló con sorpresa a su Theo prácticamente recostado encima de él con uno de sus brazos y pierna sobre su cuerpo y con su cabeza apoyada encima de su pecho. Un calor agradable se extendió por su pecho y envolvió su alma al recordar vagamente los cuidados que había tenido su pequeña cosita con él, la ternura con la que le había cuidado y sus regaños. Sonrió sin poder evitarlo mientras lo r

