Sentado en el asiento de copiloto, al lado de Ezekiel, Dorian lo admiraba en silencio, intentando comprender cómo es que había pasado de estar irritado con el hombre solo hacía unas horas atrás por no haberle dejado salirse con la suya, a estar siguiendo sus instrucciones obedientemente.
Claro, en un principio, cuando Ezekiel apareció repentinamente en su departamento, se había sorprendido, ya que hasta donde sabía, no era exactamente del gran agrado del falso humano como para que este fuera a comprobar en persona como es que se encontraba. La preocupación que se reflejó en aquellos ojos acaramelados fue tan sincera, que en vez de buscar discutir sin razón, el omega dominante simplemente se dejó llevar siguiendo así sus instrucciones.
Y eso... No era algo que ocurría comúnmente, para nad
