Se suponía que ir al centro comercial de compras ayudaría a Dorian a distraer su mente, pero al contrario de sus expectativas, el omega dominante simplemente no podía dejar de pensar en Ezekiel, lo que este le había contado y de aquella noche que pasaron juntos en sus formas lobunas. Por supuesto, en un principio Dorian asumió que era normal que no pudiera dejar de pensar en ello, ya que todo el caso en sí de Ezekiel le llamaba la atención, pero en vez de ir olvidándose de todo ese asunto tras resolver el misterio y confirmar que tenía razón, sus pensamientos hacia aquel falso humano, aumentaron yéndose en una dirección que no esperaba. Pero si era sincero, Dorian debió de haber esperado aquella dirección en el mismo instante en que su presumido y orgulloso lobo arrogante, decidió cambia

