Cuando llegamos a casa, el auto nos dejó lo más cerca del porche posible y dos hombres salieron a nuestro encuentro con paraguas, las gotas de lluvia no habían cesado en absoluto, incluso podría decirse que mejor se intensificaron y no era muy fácil para mi caminar rápido con dos muletas, por lo que me moje un poco en el transcurso por más que Klaus intento cubrirme; el agua estaba súper fría. No había abierto bien la puerta cuando Maddie salió corriendo a recibirme, sus gritos seguro se escuchaban en toda la casa y cabe destacar que era bastante grande, sonreí al verla y no pude evitar darle muchísimos besos cuando sus cortos bracitos me abrazaron por la cintura y como pude le devolví el abrazo. - Te extrañe mucho, ya no me vuelvas a dejar por favor. - sus ojitos llorosos me partieron

