13 LA LEY DELA SEGUNDA BASE

1038 Words
NOAH Joder, la tensión me estaba matando. La había invitado a salir delante de toda la cafetería y de Tatiana, lo que fue una jugada estúpida, pero necesaria. Maggie era mi única prioridad. Ella era un tiro libre en el último segundo: no podía fallar. La venganza de Tatiana no se hizo esperar. Llegó esa tarde, durante el entrenamiento de baloncesto, justo cuando el entrenador Davies estaba a punto de revisar la pizarra para explicar una nueva jugada. "¡Bien, chicos, pongan atención! Vamos a revisar la 'Defensa Ice' que..." El entrenador se molesto. No era un diagrama de juego en la pizarra, sino una obra de arte amateur firmada por el odio. Con tiza blanca, alguien había garabateado con letras enormes y horribles: NOAH + TATIANA = ¡PAREJA DE PODER! MAGGIE LAWSON = ZORRA DE LA BIBLIOTECA Y en la esquina, un dibujo sorprendentemente detallado de un melón con gafas y un signo de "prohibido". Un claro guiño a mi patético intento de regalo. Un coro de risas nerviosas recorrió el gimnasio. "¡¿Quién demonios hizo esto?!" gritó Davies, su rostro rojo. Jayden me dio un codazo. "Declaración de guerra, hermano. Tatiana es pura maldad, pero tiene el estilo dramático de una reina de belleza". No sentí miedo, sino una rabia fría. No por mí, sino por Maggie. Tatiana estaba intentando arrastrarla a su pantano. "¡Carter, a limpiar esto! ¡Y tú, Jayden, averigua quién tiene la llave del almacén!" ordenó Davies. Mientras borraba el insulto a Maggie con un trapo húmedo, mi plan cambió. No solo la quería, ahora tenía que protegerla de la toxicidad de mi propia vida. Esa noche, cuando me encontré con Maggie, sentí la necesidad de alejarla de todo el drama de la escuela. La llevé a mi casa. No es que mi casa fuera un nido de amor, sino el único lugar donde podía controlar las variables externas, a excepción, quizás, de mi propio deseo jodido. "Si esto es 'humilde', me pregunto qué será un palacio", comentó Maggie, mirando las escaleras de mármol. "Carter, me trajiste a un museo. ¿Dónde está el sarcófago de tu ego?" "En el segundo piso, junto a mi habitación. Ven, quiero enseñarte mi espacio personal", dije guiándola. Entramos en mi dormitorio. Lo que más le llamó la atención no fue la cama king size ni la TV gigante. Fue una pequeña pila de cómics y libros de física popular de tapa blanda escondida detrás de un trofeo. ¡Tu biblioteca secreta! Me gusta. Me gusta el lado nerd de 'Ice' Carter. Es una anomalía que necesito estudiar", se rió ella. Su risa era un sonido cristalino que me hacía sentir bien. Le conté un poco de esa parte de mí: que la física y la ciencia ficción eran mi escape de la presión del baloncesto y mi vida. Ella me contó sobre su beca en Suiza y cómo su padre, antes del accidente, la había introducido al mundo de las ecuaciones. Era la conversación más real que había tenido en años, y la intimidad era más profunda que cualquier acto físico que hubiera compartido. "Hagamos un trato: yo te muestro mi lado nerd si tú me muestras tu lado no-nerd", dije, acercándome a ella, acortando la distancia que mis palabras habían reducido. "¿Y cuál sería mi lado 'no-nerd'?" preguntó, levantando una ceja. "El que te permite romper tus propias reglas. El que te permite desear ser besada." No perdí más tiempo con palabras. Me incline. La bese, este beso fue una declaración: íntima, paciente y ardiente . Ella me empujó hacia atrás, y la intimidad explotó. Me moví para que ella estuviera en mi regazo, y el gemido que se escapó de mi garganta fue primitivo. Mis manos se movieron instintivamente a su espalda, bajo su blusa, encontrando la piel suave y cálida que había anhelado toda la semana. Ella era un universo de química y deseo. Besé su cuello, sintiendo su pulso acelerarse. Su respiración se convirtió en jadeos entrecortados, un sonido que me volvió loco. Ella me tumbó suavemente en el colchón y se sentó sobre mí, su cuerpo fino pero firme contra el mío. El tacto era una bendición y una tortura. Nuestros labios se separaron para jadear por aire. Bajé mis manos, mis dedos se deslizaron con urgencia bajo la tela, buscando el calor de su muslo, y luego, atreviéndose a ir más allá. Ella gimió, y el sonido fue como una droga. La quería. Quería deshacerme de toda la ropa y explorar la fórmula de la explosión que habíamos calculado. Mis dedos se deslizaron bajo la tela, y me moví con intención, buscando la humedad, el calor. Ella se arqueó contra mí, su cuerpo respondiendo con una urgencia que igualaba la mía. Estábamos al borde, y el control, mi legendario 'hielo', estaba a punto de romperse. "¡Noah! ¡Espera! ¡No... no tan rápido!" Gritó ella, su voz temblando, una mano firme deteniendo la mía. Me detuve de golpe, respirando con dificultad. Mi cuerpo estaba en llamas, mi erección dolorosa y punzante. Bolas Azules. La Ley de la Segunda Base acababa de entrar en vigor. Me levanté de la cama, mi respiración era superficial y agitada. Me di la vuelta, apoyándome en la cómoda, tratando de controlar mi urgencia física y la engañosa. "Lo siento. Tienes razón", dije, mi voz aún ronca. "Fui demasiado rápido. Es que... es demasiado para mí. Nunca me había sentido así por una chica. Por eso voy tan rápido. Porque quiero... quiero saber que no estoy soñando." Maggie se sentó, su rostro aún ruborizado. "No lo estás. Pero tendrás que ganarte el resto, Carter. Tienes que ganarte mi confianza. Y mi paciencia es la clave. Ya sabes, la Ley de la Conservación de la Energía : se necesita tiempo para liberar el potencial". Me acerqué a ella, besé suavemente su frente. "Lo haré. Lo juro. Pero estoy con bolas azules ahora, Lawson. Y no sé si la física puede resolver esto sin una intervención. Ella carcajeo, una risa triunfal que prometía cosas maravillosas. "Solo ten paciencia, Carter. Ahora, ¿me llevas a casa antes de que tu cama me convenza de romper mis propias reglas?"
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD